Capítulo 22.

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Los ojos color marrones volvieron a inspeccionar los espacios de las habitaciones de aquel piso, no era tan grande, pero era lo suficiente cómodo para ella y su pequeño, además estaba en la zona céntrica de la ciudad lo que era algo a su favor ya que quedaba cerca de su trabajo.

El corredor de propiedades le miraba con una perfecta sonrisa que contrastaba con la arrugada corbata color mostaza que acompañaba a la camisa color blanco. Rodó los ojos al ver cómo el hombre no paraba de hablar sobre la excelente decisión que estaba tomando al arrendar aquel lugar.

- Si firma el contrato hoy mismo le pasaré las llaves del lugar. – Volvió a reiterar el hombre mientras jugaba con su corbata.

- ¿Qué tal si lo llamo mañana a primera hora? Aún necesito arreglar algunas cosas. – Habló Camila dirigiéndose a la puerta principal.

- Oh por supuesto señorita Cabello. – Sonrió el hombre.

"Señorita Cabello"... Pese a que sólo llevaba dos años usando su nombre de casada "Cabello-Jauregui", fue un poco chocante oírlo directamente de la boca del hombre, instintivamente llevó su mano izquierda a tocar el lugar donde debería estar su anillo en su mano derecha pero al no sentirlo hizo una mueca que pasó desapercibida.

- Estaré esperando su llamada. – Dijo otra vez el hombre.

Le respondió con una falsa sonrisa mientras salía del lugar para esperar el elevador, pestañeó pesadamente al recordar que ésa misma noche su padre iría a buscar las maletas y las cajas de embalaje para llevarlas hasta la casa de sus padres y finalmente al nuevo piso.

Ahora era más real que nunca, era ahí cuando su relación con Lauren daba un giro, ésa probablemente sería la última noche que dormirían juntas, si es que se podía llamar dormir juntas. Camila sabía que la ojiverde llevaba días con insomnio, lo sabía por la irregular respiración de la ex soldado y el modo en que se levantaba en medio de la noche para ir a buscar un vaso de agua.

La primera vez que Lauren y ella habían dormido juntas, y realmente dormido con simple inocencia, había sido luego de casi un mes de ser novias. La ojiverde había ido a cenar a su casa aquella noche y una gran tormenta había comenzado a caer en la ciudad, su madre permitió que su novia se quedara siempre y cuando avisara a sus padres y que durmieran con la puerta abierta. El rubor que cubrió sus mejillas aquella noche parecía ser incluso más rojo que el punto central de la bandera de Japón. Cuando Lauren le abrazó para dormir su propio corazón se agitó en su pecho con tanta fuerza que Camila pensó que se le saldría de su caja torácica. La ojiverde le había deseado unas buenas noches tan reales que no se dio ni cuenta cuando ya había caído en un sueño profundo, a la mañana siguiente Lauren le había despertado con una cantidad impresionante de tiernos besos en su hombro izquierdo, la ojiverde le abrazaba por la espalda y así se quedaron por varios minutos.

...

- Sabes que no puedo comer algo así. – Dijo frustrada la ojiverde.

- Oh venga hija, sólo será un día, sabes que soy uno de los más preocupados en cuidar el único riñón que te queda. – Sonrió divertido Michael.

Volvió hacer una mueca mirando la gran hamburguesa, las papas fritas y el vaso de coca cola que tenía frente de ella, su padre tenía el mismo menú.

- Tendré que correr el doble para quemar éstas calorías. – Volvió a gruñir.

- Venga ya y pásame el kétchup. – Rió el ex soldado.

Amor inmarcesible. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora