Capítulo 28.

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Maratón -> 1/4

***

- Nataly y Charles me han pedido que me una contigo para el almuerzo, ellos han tenido que ir por un papeleo al ayuntamiento. – Habló Dianna mientras se quedaba frente a la mesa donde Lauren estaba por comenzar a comer.

- Oh. – Vocalizó Lauren pestañeando rápidamente.

- ¿Puedo sentarme? – Dijo la rubia ladeando un poco la cabeza de forma divertida.

- Oh... Claro, claro. – Rió a lo bajo haciendo un gesto con la mano.

Lauren miró con detalle el rostro de la nueva compañía para el almuerzo. Había algo agradable en los rasgos de Dianna. Ésta le dirigió una sonrisa y luego comenzó a comer los vegetales de la ensalada.

- ¿Por qué no te unes al resto? – Preguntó con curiosidad la nueva soldado.

- ¿Eh? – Su boca hizo un extraño sonido.

- Me refiero, algunos de ellos han ido a combate contigo, ¿No? – Apuntó la chica.

- Sí... Bueno, ha pasado casi un año en que no me he comunicado con ninguno de ellos, supongo que las relaciones se enfriaron. – Dijo Lauren tranquilamente.

- Entiendo... Luego de lo que te pasó... - Mencionó Dianna.

Frunció el ceño manteniendo su atención en los delgados dedos en las finas manos de la rubia, quien detallara a la chica nunca imaginaría que era una soldado que parecía una delicada obra de arte tallada por algún artista en tiempos remotos. Se sorprendió ella misma al quedarse varios segundos inspeccionando las rasgos de su acompañante.

- ¿Debo sorprenderme de que sepas todo de mí? – Rió a lo bajo Lauren.

- Mis primos me han contado un poco de lo que te pasó en tu último combate en Irak... Lo siento mucho. – Dijo sinceramente la chica.

Le respondió con una pequeña sonrisa para luego volver a comer. No hubo más interacción por los siguientes minutos, Lauren se preguntó si era por la incomodidad de compartir el almuerzo con una desconocida o porque ella misma llevaba algunos segundos preguntándose la última vez que había encontrado hermosa a otra mujer que no fuera su ex esposa.

Camila y ella se habían conocido tan jóvenes, tanto que Lauren podía recordar que antes de la morena ella sólo se había sentido atraída por una de sus amigas cuando tenía quince años, fue cuando se supo que le gustaban las mujeres. Luego cuando Camila había llegado a su vida ya nunca más detuvo sus ojos esmeraldas en percibir a otras mujeres de la forma en que miraba a su chica.

- ¿Por qué el cambio de Atlanta hasta aquí? – Dijo curiosa Lauren.

- He vivido toda mi vida allá, sólo quería un cambio. – Sonrió en respuesta.

- Tengo una amiga que vive allá... Bueno, vivía aquí antes y se ha ido hace un poco más de un año. – Apuntó la ojiverde refiriéndose a Normani.

- ¿Conoces Atlanta?

- No, aunque me han dicho que el lago Burton es impresionante.

- Sí queda a un poco más de dos horas a las afueras de Atlanta. – Aclaró la rubia.

Lauren le sonrió de lado para luego desviar sus ojos hasta el plato de comida que estaba por terminar. Se preguntó con curiosidad cuántas cosas le habrían contado a la rubia, si sólo se refería a lo pasado en Irak o si también sobre su vida personal.

Amor inmarcesible. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora