Capítulo 31.

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Maratón -> 4/4

***

Agosto, 2016. – Boston, USA.

Camila tiró con fuerzas la copa de vino vacía contra el lavadero de la cocina, haciendo que ésta estallara en pedazos, dejando el eco del estridente sonido resonar por todo el piso aquella noche.

Su mente era un caos, no podía creer que Lauren hubiera llegado a la medida de tener que cuestionar su estado para poder tener días junto a su hijo. El pequeño ojiverde era lo más importante que tenía ahora en su vida, era su salvavidas en mitad del océano más grande que alguna vez se imaginó y su ex esposa se lo quería quitar.

Tomó su móvil con ambas manos mirándolo con determinación para hacer aquella llamada que había conseguido dilatar durante unas horas, pero luego de media botella de vino y un plan mental dispuesto a fracasar en su mente finalmente decidió hacerla. Se acercó a la ventana y desde ahí sus ojos detallaron las luces de la ciudad a la distancia... El tono marcó, uno, dos, tres...

- ¿Aló? – Dijo fríamente la voz al otro lado de la línea.

- Lauren...

- ¿Qué necesitas Camila? Es tarde, tengo que darle el baño a Cameron y acostarlo.

- Necesito hablar contigo, personalmente. – Apretó el puño de la mano que tenía libre intentando mantener la calma.

- ¿Para qué? – Sonó en tono neutro.

- ¿Por qué crees Lauren? – Elevó el tono la morena.

- Camila, mira, me he aburrido de discutir, y sinceramente si vamos a discutir por teléfono creo que voy a terminar la llamada...

- Déjame juntarme contigo. – Intentó otra vez calmarse.

- Mira... Sé por qué has llamado... Y ya sabes que voy hacer todo para que...

- ¡Es mi hijo también Lauren! – Dijo desesperada.

- Pues haberlo pensado antes Camila... Cuando me pediste el divorcio te pregunté si habías pensado qué pasaría con Cameron.

- ¿Cómo has sido capaz? – Sonó dolida.

- De la misma manera en que fuiste capaz de decidir que lo nuestro había terminado...

La llamada se cortó y Camila entendió que debía dejarlo hasta ahí si es que no quería más problemas, aquel fin de semana se quedaría con el pequeño y quería evitar que su ex esposa comenzara a cambiar el trato en el que habían quedado para ver al ojiverde.

Cuando su cuerpo se apoyó en el marco de la puerta de la nueva habitación de Cameron sus ojos se detuvieron en la cuna que su padre había armado, logrando de alguna manera calmar un poco sus acaudalados pensamientos. No podía desistir, ni ser débil, no podía darse por vencida frente a la persona que tanto amaba, era una locura. Pero ya no le fallaría más a su pequeño...

...

- ¡¿Quién dijo que podíais descansar?! – Gritó el sargento Walker al ver cómo Charles y Lauren jadeaban fatigados en el suelo, el rubio lanzó un leve grito de frustración y con cuidado se volvió a poner de pie frente al sargento.

Sin embargo a ella el aliento le faltaba y no lograba regular su respiración, pensó que comenzaría a vomitar cuando su espalda lanzó diversos espasmos de dolor por todo el cuerpo. Cerró los párpados pesadamente mientras Mark Walker le miraba con preocupación.

Amor inmarcesible. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora