Capítulo 32.

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Aquella mañana de lunes Camila despertó sabiendo que algo pasaba con su pequeño hijo, la noche anterior el ojiverde se había comportado de una manera inquieta, estaba irritable y no había querido cenar. La morena se detuvo al escuchar la ruidosa respiración del castaño, el cual sollozaba en los brazos de su madre, le pasó una mano por el rostro sintiendo que estaba más cálido de lo normal y volvió a intentar escuchar el sonido agudo que resonaba desde el pecho de su hijo.

- Papá, ¿Puedes llevarnos a urgencias? Algo le pasa a Cameron. – Suplicó la arquitecta al ver que su padre entraba rápidamente a la habitación.

- Claro, estaré en el coche. – Dijo rápidamente Alejandro saliendo del lugar otra vez.

La arquitecta terminó de abrochar los botones del abrigo de su hijo, el cual seguía sollozando ésta vez con más fuerza al verse despojado de los brazos de su madre. Tomó la pequeña mochila en forma de cohete y luego a Cameron, a quien le besó con cariño sus sonrojadas mejillas.

- Ya está mi vida, ya está... - Susurró saliendo del lugar.

El camino hasta el hospital se hizo más largo de lo que la morena hubiera deseado, Cameron se revolvía inquieto en su silla mientras sus lágrimas no dejaban de rodar por su pequeño rostro, a Camila se le rompía el corazón verlo así. Quizás había sido su culpa, aún quedaban rastros de su gripe de hacía unos días, era de esperar que quizás el pequeño se contagiara.

- Necesito llamar a Lauren... - Murmuró mirando de re ojo a su padre.

Alejandro no apartó sus ojos de la autopista pero afirmó silenciosamente con la cabeza. Camila sacó el móvil y se quedó mirándolo durante unos segundos. Marcó y esperó... Uno, dos, tres tonos.

- ¿Sí? – Dijo la voz al otro lado de la línea.

- Lauren, estoy en camino con Cameron al hospital...

- ¿¡Qué!? – Sonó asustada.

- Creo... Creo que tiene una gripe o algo, le cuesta respirar y... - Explicó al borde del llanto.

- Avísame cuando lleguen, intentaré estar allá lo más rápido posible.

A través de la ventana del copiloto logró detallar las letras en rojo que anunciaban que habían llegado a la entrada de la sala de urgencias. Hospital que Camila conocía perfectamente, era el mismo donde Lauren, Cameron y ella habían estado internados hacía más de un año.

Un nudo se instaló en su garganta en el momento en que sacaba a su pequeño del auto y entraba por la puerta del lugar, abrazó más fuerte al ojiverde contra su pecho mientras sus pasos resonaban por el lugar hasta llegar a la recepción.

- Necesito un pediatra para mi hijo, por favor. – Le dijo a la recepcionista.

- ¿Nombre y edad?

- Cameron Cabello-Jauregui, 1 año y 1 mes.

- En un momento le llamaran para hacerle el triague* y esperar su turno.

(Triague: Sistema de categorización de gravedad de los pacientes, se utiliza en el ingreso a un sistema de urgencia o en terreno).

Camila se sentó con el pequeño sobre su regazo, para aquel entonces el castaño sollozaba con dificultad y se encontraba un poco fatigado. La arquitecta sacó rápidamente su móvil mientras buscaba un contacto en particular, marco y esperó. Uno, dos, tres, cuatro tonos...

Amor inmarcesible. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora