Capítulo 41.

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Se pasó las manos nerviosamente intentando estirar su jersey de color verde oliva oscuro que escondía una camisa blanca por debajo, a la vez que miraba con detalles los pantalones negros ajustados que llevaba aquella noche.

Cuando giró su cuerpo pudo observar cómo Dianna salía de la puerta del copiloto con un largo abrigo blanco que escondía por debajo unos ceñidos jeans claros y una camisa suelta de color rosa. La soldado mentiría si no admitía que aquella noche su compañera de pelotón estaba realmente guapa, incluso podía detallar cómo el gloss en los labios de la rubia brillaba caprichoso con las luces de la noche.

- Espero que sea el mejor sushi de la ciudad. – Dijo divertida la rubia entrando por el lugar sacándose el pesado abrigo.

- También lo espero. – Sonrió mientras ambas se sentaban en una mesa para dos.

Luego de esperar unos minutos mientras un chico tomaba el pedido y les traía una jarra con agua y un par de vasos Lauren logró destensar sus músculos que habían estado en alerta desde que Dianna había salido por el portal del edificio donde vivía.

- Me gustaría saber más de ti... - Mencionó Dianna a la vez que ladeaba la cabeza.

- Creo que ya sabes varias cosas de mí. – Sonrió levemente la soldado.

- Oh no... Saber que casi mueres en Irak, que te has divorciado y tienes un hijo no es mucha información.

Hizo una leve mueca frente al pésimo resumen de su vida que había salido desde la boca de aquella chica tan guapa, sin embargo, ninguna de ésas cosas eran mentira. Se mojó un poco los labios recodando que Dianna ya le había besado pese a no saber nada más de los detalles de su vida.

- Mejor háblame de ti. – Dijo Lauren intentando desviar la conversación.

- Padre militar, reina del baile de promoción, diversas misiones en Haití, combate en Sudáfrica y la chica más guapa de toda la U.S. Army. – Sonrió con confianza.

- La chica más guapa de toda la U.S. Army.... Vaya, cuánto carisma. – Rió a lo bajo.

- Bueno, seamos justas, tú no te quedas atrás. – Le guiñó con el ojo.

Lauren rompió el contacto visual para concentrarse en las otras personas que estaban en el restaurant. Odiaba comparar, pero había una diferencia casi abismal entre lo extrovertida que era Dianna versus lo tímida que siempre había sido Camila. Aquella misma timidez, que bien podía recordar, había sido una de las cosas que más le habían gustado de la chica que usaba lazos en el cabello cuando aún eran estudiantes en el instituto.

Le parecía casi real la cantidad de años que pasaron desde que había pillado a Camila mirándole tímidamente durante las clases de física. Nunca había querido ni intentado cambiar la forma de ser de la chica que luego se convirtió en su esposa.

Quiso decir algo para evitar que el silencio se prolongara más pero en aquel momento justo el chico que les había atendido llegaba con el pedido y lo dejaba en la mesa.

- Mmm, se ve delicioso. – Apuntó la rubia.

- No te comas todos los de salmón que son mis favoritos. – Frunció el ceño Lauren mientras tomaba los palillos.

- Al menos ya sé algo más de ti. – Sonrió Dianna.

...

- No le digas a mamá Lauren lo tarde que hemos cenado hoy. – Dijo divertida Camila limpiando los últimos rastros de comida del pequeño rostro de Cameron.

Amor inmarcesible. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora