Segunda Parte: Viejo y nuevo IV

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SENEB

Básicamente, el templo chillaba que era enorme y hermoso, pues transmitía una gran paz y calma, dignas de un lugar tan sagrado como ese. Lo había elegido porque era uno de los más nuevos, por lo que no estaba abandonado, y porque creía que en él podría sentirse como en su hogar. Tal vez era por sus tamariscos y sicomoros, o por su terraza, o por rendirle culto a Montu, Atón y Hathor por encima de los demás —Hathor era una de sus diosas favoritas—, no lo sabía.

Caminó por la rampa asombrado por el aire puro que lo rodeaba mientras Ra comenzaba a salir por el horizonte, surgiendo, en realidad como Jepri. Era tan larga, que casi se sintió en un paseo. Al llegar a la primera terraza, dos sacerdotes lo recibieron con amabilidad y le preguntaron cómo había ido su viaje.

Durante los primeros días, todo fue igual de encantador, el trato que recibió fue intachable y sus maestros eran sabios, pacientes y apasionados por su profesión. Sin embargo, pronto notaron que Seneb poseía otras capacidades y carecía, al parecer, de las normales, pues las había perdido con la ceguera. Pronto empezaron a llamarlo lunático y hereje cuando descubrieron la visión que tenía sobre la religión.

Luego de un año de discriminación y sufrimiento, el vidente fue expulsado del templo y, por vergüenza, jamás regresó con su familia, pues temía que no lo aceptaran por haberlos defraudado. Desde ese entonces, las estrellas fueron sus únicas compañeras.

Eclipse Rojo (Luna Negra II)Where stories live. Discover now