Tercera Parte: Nuevos reyes XXIX

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BADRU

Ni Badru ni Amunet lograron conciliar el sueño esa noche, pues ambos mantenían sus pensamientos orientados hacia una misma dirección: su relación y cómo se consagraría. Ella ni siquiera estaba preparada para definirse como su novia. No era nada gigantesco o extraordinario. ¿Por qué le costaba tanto? Sin embargo, para él era lo más grande que le había pasado en la vida, mas era consciente de que era insignificante al lado de los asuntos de gobierno que pronto discutirían.

Como habían dicho, el tiempo lo diría, y su amada necesitaría mucho para recuperarse y sanar sus heridas, para hacerse una idea de cómo lucía una vida feliz.

Aun así, no era lo único que lo mantenía en vigilia. Iba a contárselo a Amunet, pero ella ya no quería hablar sobre nada más, no estaba de humor y, para lo que tenía guardado, iba a necesitar la mejor predisposición posible, pues considerar que destruir los colgantes continuaba siendo una opción no iba a caerle muy bien.

Badru lo sabía: ya le había dado vueltas unas mil veces, como mínimo. Creyó que cuando todo eso finalizara, sus deseos desaparecerían. Bueno, no tuvo tanta suerte.

Eso sería una barrera entre Amunet y él, sin mencionar a Zaid Ziyad... o Kafele. De todos modos, una parte de él volvía a decirle que lo intentara, porque era lo correcto. Si sólo siguiera poseyendo una noción de lo que era correcto y de lo que no...

"Los emplearemos con sabiduría, no te preocupes" habían asegurado, ¿mas cómo iba a estar seguro? Incluso ellos podrían creer que tenían todo bajo control y que ningún inconveniente surgiría. Lo creerían y se dejarían seducir por los poderes de los collares, tal y como lo había hecho Badru hacía varios años atrás, cuando sólo iniciaba su edad adulta.

Él estaba perdido, mas esta vez no iba a actuar como antes. No, no iba a mentirle a Amunet en la cara, no iba a husmear en los papiros de Kafele ni iba a organizar planes secretos en el medio de la noche. Cuando lo considerara oportuno, lo discutiría con ambos, sin excepción.

Por fin el momento de soñar había arribado a su cuerpo entero. A pesar de toda la confusión que reinaba su cabeza, no tuvo ni una sola pesadilla.


Eclipse Rojo (Luna Negra II)Where stories live. Discover now