Capítulo 25

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Lisa rió nerviosamente ante la pregunta de Jennie.

La había tomado por sorpresa, no se la esperaba, y justamente por eso, estalló en una risa que pensó sería evasiva.

—Respóndeme, Manoban —uy, "Manoban".

Ya en silencio, negó con la cabeza, sonriéndo angelicalmente.

Se acercó a la ducha y abrió más el grifo, una cascada de agua finalmente siendo liberada, y luego se volvió hacia Jennie, quien observaba atentamente cada uno de sus movimientos con esa ceja derecha arriba.

—¿Me dejas ducharme? —preguntó Lisa.

—Primero respóndeme.

—Primero déjame bañarme.

Un duelo de miradas se desató, Lisa llevó sus manos a su cintura y esperó pacientemente a que Jennie se cansara y saliera.

Pero los segundos corrían, al igual que el agua, y la morena no se movía de su lugar.

—Mira, estás haciendo que desperdicie agua —retó Lisa a Jennie—. Hay niños en África que la necesitan y...

—Cállate and answer me.

Lisa la miró estupefacta, y Jennie casi sonríe orgullosa de si misma.

Digo 'casi', porque cuando Lisa comenzó a reírse de ella en su propia cara, lo que menos quiso hacer la mayor fue justamente sonreír.

—¿Sabes? Cada vez afirmo más mi teoría de que todos los gatitos, o al menos la mayoría —aclaró—, son independientes, cabezas duras, y —acercándose a la mujer de ojos oscuros, se sacó su camiseta crop top, mostrando un sostén negro que cubría apenas sus pechos— muy egocéntricos —finalizó.

Jennie dejó de respirar, o al menos eso pareció, pues su cuerpo se congeló, lo único que se mantenía en movimiento, fueron sus ojos, que iban desde los ojos de la mujer que la estaba enfrentando, hasta sus labios y su torso.

—Tienes suerte de que ame a los gatitos —susurró en su oído, para a continuación clavarle un beso seco en la boca—, en especial, a las gatitas como tú.

Riéndose, cual niña después de hacer algún acto de rebeldía, la tailandesa caminó hacia la ducha, sacándose el resto de ropa en el camino.

—Aún no has respondido mi pregunta —sonrió Jennie, divertida por toda la situación—. Y si piensas que desnudandote me vas a intimidar y vas a hacer que me vaya, estás muy equivocada.

Lisa se encogió de hombros y se sacó su tanga negra que hacía juego con su sostén. Iba a sacarse éste ultimo, pero decidió jugar un poquito más con su morena.

—¿Me ayudas? —le preguntó a una Jennie que hacía uso de todas sus fuerzas para no saltarle encima y devorarsela...literalmente.

Ella hizo que se diera la vuelta, y le desabrochó el sostén tomándose su tiempo, apreciando la desnudez y suavidad de su blanca y tersa piel, comiendosela con la mirada.

—Gracias —dijo Lisa apenas escuchó el 'click' que hacía su sostén al desabrocharse, y se escabulló de entre los brazos de Jennie para, de una vez por todas, meterse bajo la lluvia de agua que caía en la ducha.

Con los brazos cruzados por debajo de sus pechos, Jennie disfrutó del show de erotismo que le ofreció esa bailarina, quien no titubeaba en acariciar su cuerpo y gemir de placer, siendo plenamente consciente de que tenía público.

El cubículo que formaba la ducha, estaba hecho de cristales corredizos, todo en un estilo minimalista y moderno, por ende, cada movimiento de la pelinaranja quedaba a la vista y disfrute de Jennie.

Aphrodite [JenLisa]Where stories live. Discover now