Capítulo 28

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Jennie despertó esa mañana sintiéndose diferente.

Abrió sus ojos y sonrió ampliamente mostrando aquellos dientes pequeños y relucientes, al ver a Lisa debajo de ella, profundamente dormida, con la boca apenas unos milímetros abierta.

Pero cierto dolor...o mejor dicho, malestar, en su vientre la obligó a abandonar su cálida cama.

Entró al baño y lo primero que hizo fue lavarse los dientes; luego se lavó la cara; recogió su cabello en un moño improvisado y a continuación levantó la tapa del retrete.

—¡ROSIEEE!

Jennie salió del baño vistiendo nada más que su parte baja de ropa, mientras que por otro lado, Rosé entró a la habitación corriendo, con su parte más íntima tapada por un pequeño triángulo de encaje blanco.

—¿QUÉ PASA?

Lisa se despertó gracias a los gritos y ni siquiera se molestó en cubrir sus pechos, solo miró confundida a Jennie y lo mismo con la desnuda Rosé.

—¡Te lo dije! —gritó Jennie, de repente feliz, llevándose a su mejor amiga de la mano hacia el baño, en dónde se bajó los pantalones sin una pizca de pudor y sonrió.

Rosé rió y la abrazó, feliz al haber visto las pequeñas gotitas rojas de una clara menstruación en la tanga de Jennie.

—Te dije que no había acabado adentro, te dije que duró como medio segundo, ¡te dije que no estaba embarazada!

En la cama, Lisa pensó que era todo muy descontrolado para ser apenas las siete de la mañana, y con una sensación un tanto rara en su pecho, se tapó con las cobijas y se hizo una bolita. Unas cuantas caricias en su cara y se durmió.

—Es muy tierna —susurró Rosé al pasar por al lado de la cama y ver a la bailarina durmiendo. Giró su rostro y miró a Jennie a los ojos—. Y tú eres una imbécil que no sabe cuidarla.

Y sin más, se fue, dejando a su mejor amiga desorientada. ¿Que no sabe cuidarla? Jennie pensó y volvió a pensar...

Ella no tenía por qué cuidar a Lisa, al fin y al cabo su "relación" se basaba en eso; no compromisos, no...nada. Lisa era una chica grande y capaz de cuidarse ella misma, sí —eso pensó la morena.

Con cuidado de no mojar su cabello, tomó una rápida ducha que la ayudaría a limpiar su cuerpo. Luego de secarse muy bien, se colocó un tampón y ropa interior cómoda.

—¿Me dejas tomar una ducha? —preguntó Lisa, sorprendiendo a Jennie, pues ésta última estaba acomodándose a su lado, en la cama, lista para dormir al menos unas horas más.

Jennie negó y Lisa desapareció.

Diez minutos más tarde, salió con el cabello un poco húmedo y con una toalla atada a su cuerpo. Jennie observó como la tailandesa buscó su ropa de la noche anterior por toda la habitación y se la llevó devuelta al baño con ella.

—Lisa, si querías ropa estaba bien, bastaba con que me lo pidieras y te presto algo, o Rosé, que tiene el cuerpo más parecido al tuyo —dijo con cierto enfado, le molestaba eso, que Lisa no le pidiera ayuda para nada.

—Está bien, Jennie, ya me voy y me cambiaré a gusto en mi casa —murmuró, amarrando los cordones de sus Converse.

Jennie puso los ojos en blanco y, refunfuñando como niña pequeña, se hundió entre las cobijas y almohadas.

Y ustedes se preguntarán; con dos cabezonas...¿hasta dónde vamos a llegar?

No lo sé.

Lisa salió de la habitación y agarró su mochila, asegurándose que tenía todo en ella. A continuación, se fue.

Aphrodite [JenLisa]Where stories live. Discover now