Capítulo 54

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Jennie siguió a Lisa en silencio, bajando apenas un piso en el elevador para luego abrir la puerta del que era su apartamento.

—No se pueden separar, ¿verdad? —rió Jennie, "rompiendo el hielo" mientras se adentraba en el apartamento.

—No —sonrió Lisa, divertida, cerrando la puerta con llave—. Supongo que, mientras podamos vivir lo más cerca posible, lo vamos a hacer...

Jennie sonreía y observaba su alrededor, handbag y cardigan en mano, sorprendida de lo amplio y bello que era el lugar. Entrabas a la sala, en donde no había mucho; un plasma de 50 o 55 pulgadas en la pared, frente a tres sillones que se enfrentaban a una mesa ratona; lo típico, y al lado habían dos ventanas amplias y que casi llegaban al suelo, dando un aspecto muy bonito al lugar.

—Qué lindo... —dijo Jennie, y si que lo era, pues el piso de madera brillaba reluciente, y las paredes de un marrón claro estaban decoradas con algún que otro cuadro, y todo combinaba a la perfección, que el juego de sofás era de color negro, de cuero, y la mesita era de madera, aunque tenía el centro de vidrio.

—¿Quieres que te de un tour? —le preguntó Lisa, encendiendo la televisión y dejándola en mute, algo que ya se le había hecho costumbre.

Jennie asintió y se dirigieron hacia la cocina; espaciosa, muy moderna y equipada con electrodomésticos no solo de primera calidad, sino que con estilo, pues estaba todo ambientado en un color azul noche contrastando con blanco, se veía chic y cómodo.

—Aún no he podido estrenarla —dijo Lisa, pues había llegado hacia apenas dos días.

La cocina no tenía una puerta, era más bien un marco que te llevaba al comedor, el cual era más pequeño que la cocina, probablemente tenía las mismas proporciones que la sala, y estaba decorado con azul cielo, o celeste, y también blanco. Allí había una mesa de vidrio y las respectivas sillas, unos muebles pequeños, en los cuales se podía apreciar su contenido; tazas y platos de postre, pues el centro de las puertas también eran de vidrio.

—Éste es el baño... —murmuró Lisa, señalando una puerta que no abrió, pues, ¿qué gracia tenía ver el baño?

Siguieron caminando hasta llegar a la última puerta, la última habitación, o algo así.

Jennie sonrió entrando a la habitación de Lisa, donde el suelo estaba tapizado con una suave moqueta color gris oscuro, como el color de la cama o de las paredes, que las gruesas cortinas negras estaban corridas, y todo se veía oscuro, apenas siendo iluminado por una de las lámparas de mesa que tenía a uno de los costados la cama queen size de Lisa, muy cálido, el ambiente te invitaba a tirarte en esa cama y dormir por horas, días.

En un costado, estaban las dos maletas de Lisa, una de ellas abierta, que había sacado algunas cosas, como por ejemplo los retratos que reposaban sobre la cama, cosa que Jennie notó.

—Qué lindas... —dijo, tomando el primer retrato entre sus manos; eran Lisa junto a sus padres, una foto reciente, pues por el cabello negro de la bailarina. Se veían adorables, los tres sonrientes, le siguió sorprendiendo el parecido de Lisa y su mamá quienes eran idénticas, preciosas, y su padre, aquel hombre ancho y canoso, quien las abrazaba por la cintura. La otra foto parecía ser en una playa, no porque se veía el mar, pero sí porque tanto Lisa como Rosé y Jisoo estaban de bikini, y el fondo era borroso, como con blur, parecían ser personas caminando detrás de ellas.

—Sí...uhm...mi madre las empacó por mí, tu sabes... —mintió Lisa, avergonzada, que ella había revelado las fotografías y comprado los cuadros personalmente, para ponerlos en la mesa de luz en su habitación en casa de sus padres, y no había dudado en traerlas con ella cuando fue hora de regresar a Seúl.

Aphrodite [JenLisa]Where stories live. Discover now