Capítulo 45

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En efecto, algo había cambiado en la jóven bailarina.

Había perdido el rumbo, era como si se estuviese quedando sin batería, sin energía. Estaba a punto de apagarse.

17:35 de la tarde. Lisa estaba lista para salir rumbo al salón de belleza de sus amigas. Tenía sueño, un poco de cansancio —tanto físico como mental, pero nada que le llamara la atención o que la detuviera de irse a teñir su cabello, y luego a su trabajo.

Se fue, dejando a Rosé sola en el departamento, limpiando mientras escuchaba su playlist favorita a todo volumen, hasta que se hiciera de noche y Jisoo volviese a casa, a hacerle compañía.

Caminó hasta llegar al salón de Irene y Wendy, y no pasó mucho tiempo hasta que se miró en el espejo y vio a la nueva versión pelinegra de ella.

Irene le sacó mil fotos, diciéndole una y mil veces, lo hermosa que se veía. Lisa era una de sus clientes favoritas, era como una musa para ella, todo lo que le hacía, se le veía bien. Increíble.

Sabiendo que tenía que irse a trabajar, la liberaron rápidamente.

Se negó a que la llevaran a su trabajo así como antes se había negado al taxi que le había ofrecido pagarle Rosé. Y se fue, caminando sola por las gélidas y solitarias calles de su bello Seúl.

Cuando llegó al club, lo único que recibió fueron halagos y más halagos por parte de sus compañeras.

—¡¿Manoban?! Bueno, si no era lesbiana, amiguitas, ¡pues ya lo soy! —Sunmi, tan exagerada, como siempre.

—Cállate, mujer —rió Lisa, pegándole juguetonamente en el hombro.

Se sentó en uno de los pequeños sofás que tenían en su camerino, y sacó un cigarrillo del bolsillo de sus pantalones.

—No, amor, ya sabes las reglas, no me hagas regañarte —dijo Seulgi, quien estaba frente a uno de los espejos, muy concentrada en no arruinar el delineado que le estaba haciendo a su ojo derecho.

—Kang es una aguafiestas —rió Sunmi y se sentó al lado de Lisa—. Aunque tiene razón, después el olor a humo no me lo saco ni lavándome el cabello con ácido.

—Ujum... —asintió Seulgi, y sonrió orgullosa de sí misma al finalizar su delineado y ver lo bien que había quedado todo su maquillaje—. Por cierto, te ves de-li-cio-sa, linda.

—Gracias, gracias —respondió a los halagos, totalmente sonrojada—. ¿Qué tal el día? —preguntó más para Sunmi que para Seulgi, viendo que ésta última aparentaba haber llegado hacía poco.

—Normal —respondió la mayor, estirándose de pies y brazos en el pequeño sofá—. Creo que está un poco vacío —y bostezó, para luego ponerse de pie.

—Genial —Lisa estaba aliviada, ya el día anterior había sido agotador, pues, el lugar estaba que explotaba de la cantidad de gente que había—. Porque hoy no me estoy sintiendo muy bien...

—¿Estás en tus días? —Sunmi era muy curiosa.

—No. No es algo físico, es más bien...no lo sé, una mezcla de lo físico, con lo hormonal y lo sentimental —osea, un desastre.

Estás jodida, querida mía.

Gracias Sunmi por tan reconfortante e inspiradoras palabras.

Mientras Lisa comenzaba a preparar su maquillaje y Seulgi arreglaba su vestuario del día, oyeron acercarse una risa bastante conocida.

Mina abrió la puerta de golpe, riéndose a carcajadas, y vieron una mano en su cintura, pero al parecer la soltaron de inmediato, y la persona dueña de tal extremidad, desapareció.

Aphrodite [JenLisa]Where stories live. Discover now