Aphrodite [JenLisa]

Capítulo 52

—¿Jennie? —preguntó Lisa, incrédula—. ¿Qué...qué haces aquí?

Jennie parecía estar en estado de shock, boquiabierta, realmente sin poder creer la imágen que se plasmaba frente a ella.

La mujer con el bebé rió divertida y procedió a sacarle el biberón vacío al bebé de la boca.

—Liz, ¿puedes fijarte que eructe, por favor? Iré a terminar de secar el baño y nos vamos, si te parece... —comentó mientras regresaba al interior del departamento.

Jennie observó con estupor como Lisa acomodaba al bebé sobre su hombro y comenzaba a darle ligeras palmaditas en su espalda.

"Ella...ella tiene un bebé" repetía en su mente una y otra y otra vez.

—Yo...uhm...perdón, Lisa, creo que será mejor que me vaya... —tartamudeó Jennie, ya dándose la vuelta en dirección al elevador, pero Lisa la detuvo.

—No, espera...¿cómo estás? —se animó a preguntarle tímidamente.

En el rostro de Jennie se formó una mueca graciosa, mueca que no era otra cosa sino que el esfuerzo que hacía para no mostrar la gran y estúpida sonrisa que Lisa logró sacarle con aquellas cuatro palabritas.

—Bien...estoy bien —respondió con la voz temblorosa, y a Lisa casi se le rompe el corazón al ver sus ojitos brillosos, llenos de lágrimas—. ¿Y tú? —preguntó, bajando la mirada y pidiéndole a todos los dioses de todas las religiones que "please...and I mean, PLEASE, do not let me cry".

Lisa se mordió el labio inferior y observó con cariño a la pequeña mujer enfrente suyo.

—Estoy bien, gracias por preguntar...¿te parece si hablamos un momento?

Jennie tragó saliva con dificultad, y asintió con entusiasmo, haciendo sonreír a Lisa.

—Claro, sí... Digo —se recompuso, aclarando su garganta y regañandose mentalmente "cálmate, Kim...cálmate"—, si puedes y quieres, ¿por qué no?

Lisa rió suavemente, sin nunca dejar de golpear suavemente la espalda del bebé que descansaba sobre su hombro derecho y quien se negaba a eructar.

—¡Migurii! —trató de llamar a la mujer, sin gritar, pues por el bebé—. ¡Bajaré un momento al hall, cuando estés lista...!

—¡...te aviso, sí, Liz! —respondió la mayor, a los gritos, desde lo que parecía ser el baño.

Lisa ingresó apenas unos segundos al apartamento y volvió a salir con una toallita blanca en mano y una manta delgada y de color naranja cubriendo la espalda del bebé.

Cerró la puerta detrás suyo y caminó hacia el elevador, siendo seguida por Jennie y, en silencio, ingresaron a él y comenzaron a descender.

Jennie tenía la mirada fija en una cosa...o mas bien, una persona. Una pequeña personita que estaba a punto de ensuciar el hombro de Lisa con saliva. Y mucha.

—Él... tu hombro... —señaló Jennie, de repente temerosa.

Lisa murmuró un "oh", y procedió a hacer una de las cosas más tiernas y heart-melting que vió Jennie en toda su vida:

Cambió al bebé de posición, recostándolo ahora contra su pecho, siendo su brazo izquierdo el soporte de aquel pequeñito cuerpo dormido. Con la toallita color blanca limpió delicadamente la boca húmeda del bebé, luego acercó su rostro al suyo y juntó sus mejillas, dando pequeños besitos al aire, haciendo unos ruiditos graciosos pero muy muy tiernos.