Capítulo 50

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1 semana después.

Jisoo esperaba impacientemente el supuesto automóvil que le habían prometido la iría a recoger al aeropuerto.

Ya habían pasado...¿qué? ¿5? ¿7 minutos? Sí, era muy poco, pero en verdad traía prisa. Bueno, tal vez no traía prisa, pues nadie la apuraba ni estaba llegando tarde a ningún lado. Lo que tenía era ansiedad, ¡y mucha!

—¿Señorita Kim Lisoo? —preguntó un hombre de tez morena, sin siquiera bajarse de su Audi color negro, detenido frente a Jisoo.

—Kim JIsoo —puso los ojos en blanco la surcoreana—. ¿Usted viene de parte de los Manoban? —preguntó con prisa.

—Si, señorita JISOO —remarcó el nombre.

Sin esperar a nada ni a nadie, Jisoo tomó la maleta que traía consigo y la metió en los asientos traseros del amplio auto, observando con diversión la cara de susto del hombre al ver cómo su hermoso y brillante asiento de cuero negro se llenaba de polvo.

—Vamos, que tengo prisa —habló ella, sacándolo de su trance, y el hombre finalmente arrancó.

Jisoo no había tenido manera de contactarse con Lisa. El celular de la tailandesa, si es que se acuerdan, se había roto esa noche en el club de Jackson, y a pesar de que tanto Rosé como ella se habían ofrecido a regalarle un iPhone nuevo, Lisa no quiso.

Osea que, por teléfono no podría contactarla, y otras formas no habían. Buscando algún dato entre la documentación de Lisa, había encontrado un número de teléfono con prefijo tailandés, pero no consiguió nada llamando; al parecer el número ya no estaba en uso.

Estaba desesperada, yendo a estudiar y a trabajar con la mente en cualquier lado, que si alguien le preguntaba qué habían cursado esos días, ni sabía.

Tanta era la evidente desesperación, que Rosé ofreció pagarle un boleto de avión para que fuera en busca de Lisa al hospital ese que les había dicho la recepcionista de la clínica. Pero se negó una y mil veces a la oferta de su insistente y cuidadosa novia.

Gracias a todos los Santos, días después, mientras estaba en casa de los Park, charlando con Joy mientras sus hermanitos miraban algo en la televisión, recibió un llamado por parte de la señora Manoban.

—Mi hija no deja de pedirnos por usted, señorita. Si sería tan amable de aceptar venir a verla... Claro que todos los gastos corren por parte nuestra —le había dicho con tono desanimado.

Y esa misma madrugada, Jisoo se encontraba siendo despedida de beso y abrazo por su novia en el Aeropuerto Internacional De Incheon. Destino: Bangkok, Tailandia.

El breve trayecto desde el Aeropuerto Internacional Suvarnabhumi hasta el Bumrungrad International Hospital pareció haber durado 20 horas en vez de 20 minutos. Ni bien divisó el establecimiento, bajó corriendo del Audi y se adentró en el aparentemente-tranquilo hospital.

Allí la recibió la madre de Lisa, quien había estado en la recepción esperándola desde hacía varios minutos.

La mujer de 46 años tocó su hombro y le sonrió, saludándola en un perfecto coreano:

—¿Kim Jisoo? Soy Malee, madre de Lisa.

Se tomaron de la mano y se sonrieron mutuamente. La surcoreana estaba sorprendida ante el parecido que tenían madre e hija. Cara pequeña, ojos redondos y llamativos, la sonrisa...

—Un gusto, señora Manoban —respondió.

De inmediato comenzaron a caminar en dirección a la habitación donde se encontraba Lisa, subiendo los dos pisos en el elevador e intercambiando apenas algunas palabras relacionadas al viaje Seúl-Bangkok.

Aphrodite [JenLisa]Where stories live. Discover now