Capítulo 43

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Frío, calor. ¿Era posible sentir ambos?

Lisa se sacudió por el escalofrío que atravesaba su cuerpo, y trató de correr un poco las piernas de Rosé, que cada vez se acomodaban más sobre su cuerpo, causándole calor.

Sí, se podía sentir ambos; frío y calor al mismo tiempo.

Tal vez su relación con Jennie había sido otra prueba de ello.

Le decía que la amaba, le proporcionaba el calor más abrasador que había sentido en su vida, un calor que deseaba nunca dejara de arder, pero al mismo tiempo se burlaba de ella. Es que, ahora todo tenía sentido. ¿Cómo iba a ella, una mujer tan...diferente a Jennie, ganarse su amor? «Eres una ilusa, Lalisa. Y una tonta».

Después de todo, a ésta altura de su vida, ya nada le sorprendía. ¡Si sus propios padres le habían dado la espalda cuando más los necesitaba! ¿Cómo podía pretender que Jennie, esa mujer tan hermosa y atractiva —no sólo físicamente—, no jugara con ella?

Jisoo comenzó a roncar ligeramente, y ella volvió a llorar. Quería dormir, era lo único que quería, pero ni eso lograba conseguir. Cada vez que cerraba los ojos, los veía nuevamente.

Besándose.

Tocándose.

Y es que no había sido como las típicas escenas de novelas, de esas que miraba su madre cuando ella era pequeña. Lo que ella había presenciado, había sido un beso con todas las letras. Ni siquiera podía denominarse como "beso", aquello era muy simple. Lo que ella vió tal vez podía denominarse como "making out", en inglés, que su traducción sería algo así como "enrollarse". Allí nada andaba mal, no habían forcejeos, o expresiones de asco o descontento, ¡al contrario!, Jennie era la que se encontraba encima de Jackson.

Cerró sus ojos y dejó que las lágrimas continuaran cayendo, mojando su cabello, por la gravedad.

Jennie estaba jugando con ella, lo había hecho todo éste tiempo. ¿Por qué no había dejado a Jackson? Supuestamente, la amaba. Ese asunto que rondaba a la tal "Minatozaki"...eso era muy raro, no tenía sentido.

Jennie estaba jugando con ella, cuando se cansara, la desecharía, se deshacería de ella tal cual lo hicieron sus padres, apenas años atrás.

—¿Liz? —Jisoo se despertó porque sintió cierta humedad en su hombro derecho, el que chocaba contra el hombro izquierdo de Lisa. Se sentó rápidamente en la cama, y encendió la pequeña lámpara que se encontraba sobre la mesita de noche—. Shh, cariño —la atrajo hacía ella, y comenzó a acariciarle el cabello, mientras que por dentro maldecía a todo el mundo.

—Perdón... —sollozó la pelinaranja, haciendo que la furia interna que contenía Kim Jisoo, aumentara con verocidad.

—¿Perdón? —hablaban en voz baja. Aunque Rosé estaba desmayada a su lado, totalmente ajena—. Nada de "perdón", Lisa. Son otras personas las que deberían pronunciar esa palabra... —murmuró entre dientes lo último—. ¿Quieres beber un poco de agua? ¿Leche caliente? ¿Un té? Pídemelo, Liz, y lo traeré por ti —dijo, para luego dejar un suave beso en la cabeza de la jovencita que descansaba la parte superior de su cuerpo, contra su pecho.

—Solo quiero dormir...

—¿Quieres que te de una pastilla? —y sin esperar respuesta, la pelinegra se estiró, hasta poder tomar una tableta que tenía en el cajón de su mesa de luz—. Son de venta libre, y sólo es para tomarlas esporádicamente, así que tranquila. ¿Quieres una?

Lisa asintió, y oyó como su mejor amiga sacaba la pastilla de la tableta, y luego corría un poco su cuerpo, para poder salir de la cama.

Salió descalza de la habitación, y volvió apenas unos cuantos segundos después, con la pastilla todavía en la palma de su mano, y un vaso con agua en la otra.

Aphrodite [JenLisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora