RED: El Ángel De La Muerte.

Mi historia de terror

Mi nombre es Brian Join, no soy humano pero tampoco soy un monstruo... Soy los dos, mi madre era humana, mi padre era un Oni, ambos vivían en Japón como era de esperarse, pero el extraño amor de humano y Oni, me trajo a mí... Y de ahí sólo tragedias.

-Callate maldita zorra...

-No le digas así... Es un niño...

-Que tal si le cosemos la boca de todos modos nadie nos culpará por matar a ese monstruo -reían varios hombres, yo solo era un niño, al que tenían con los ojos vendados, poca ropa, varias cicatrices en mi cuerpo y horribles torturas que sufría día y noche.
-¡¡Haaa!!... Dejame... -eran mis gritos, mientras sentía un horrible dolor en mi cuerpo, sentía que metían algo dentro de mí y escuchaba risas, aplausos, mientras yo gritaba suplicando que pararan, no lo hacían, me golpeaban y me quedaba inconsciente en el suelo de aquel sótano, despertaba aún con los ojos vendados... Solía llorar, en eso un hombre me quitaba la venda de los ojos y abría mis piernas, de ahí ya sabrán lo que hacía aquel hombre, sufría mucho en esos momentos, aquel hombre jadeaba disfrutándolo... Pero yo lo odiaba, los gritos no lo detenían, sólo aumentaban el dolor en mis caderas.
Los días eran largos y repetitivos, en veces aquel hombre me llevaba a rastras al baño y me bañaba en agua fría, me vestía de formas comprometedoras y me ponía una venda en los ojos, ahí ya sabía que solo vendría dolor y más dolor. Sin embargo desdé ese tiempo de dolor y tortura, perdiendo la esperanza mientras ocultaba mis ojos con una venda, sentí una mano y una dulce voz llamándome.
-Oye ¿que haces aquí? ¡ven!... -me tomaba de la mano y me guiaba, hasta sacarme de esa casa, paramos por un momento y el niño quito la venda de mis ojos viendo mis ojos rosas se quedo impactado, toco mis cuernos y me llevó jalandome de la mano, ni me di cuenta de que yo vestía un camisón, de seguro parecía niña.

-Oye que hacías en esa casa tu sola... -En ese tiempo no sabía ni que ese niño me confundió con una mujer.

-Me tenían ahí...

-Te llevare con Albert a él le agradara conocerte. -dijo llevandome a una casa muy linda, la toco y de ahí salio un hombre muy alto que me sonrió, de ahí mi vida paso de ser terrible a mejor, Albert era doctor y me quito esos cuernos, para que nadie supiera que era yo, pero obvio a todos les daba curiosidad mis ojos rosas y mi apariencia en cierta manera, Albert también se encargó de cambiarme el nombre y me crió como a su hijo hasta que cumpli 15 años, murió en un tiroteo a un banco junto a varios hombres, desde entonces me quede sólo, pero jure vengarme y aquí estamos ahora... Tengo 24 años, un adulto prácticamente... Y sólo busco mi venganza... Ver a esos hombres muertos. Estamos en Nueva york, un lindo lugar para la mafia y el narcotráfico, soy el más buscado por la FBI, quienes me llaman "Rojo".

Normalmente trabajo en una cafetería, pero en casa, una linda residencia con todo lo necesario me quedo pensando, que hubiera pasado si yo hubiera nacido normal. Suelo hacer mucho, voy a la universidad y si soy muy popular por mi extraña apariencia sobrenatural que encanta a todos.
De ahí normalmente voy a la cafetería de Yamato, un anciano que estimo mucho, él es el único que sabe que soy "Rojo", aparte de que él me ayudó a salir de mi miseria tras la muerte de Albert, sin decir que es el padre de este así que técnicamente mi abuelo, ahora soló debo cumplir mi venganza con él y por fin todo esto terminará.

Ahora las cosas iban tranquilas mientras me ponía mi mascara para no ser descubierto, y salía del auto rojo, a diario traigo uno diferente, tengo 5 y todos del mismo color.

-Miren ya llegó el jefe -dicen esa bola de imbéciles mientras yo avanzó y los veo de reojo.

-Bien antes que nada solo denme novedades.

-La policía nos viene pisando los talones, tratan de quitarle esa máscara.

-Dime algo que no sepa.