Jueves 22 de Junio 2017.

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Victoria llevaba una semana agobiante, desde hace varios meses tenía una leve sospecha de la infidelidad de Jamie, se habían separado por un tiempo debido a que él deseaba terminar una especialización fuera del país, no estaban muy de acuerdo con una relación a distancia pero habían decidido tomar el riesgo, que podían perder si según ellos esto era amor del bueno.

De un tiempo para acá sus salidas nocturnas estuvieron por encima de las llamadas por horas que solían ser constantes al principio de esa separación obligatoria, ya no había tiempo para estar al teléfono hasta quedar dormido, ahora solo existía compromiso o excusas de "estoy cansado" pero casualmente a las pocas horas lo tagueaban en una foto donde no se veía nada cansado y si muy bien o mal acompañado según se mire, por un tiempo Victoria decidió guardar silencio, no hacer reclamos ni siquiera tocar el tema pero con el paso del tiempo las cosas empeoraban, ya no habían llamadas ni mensajes de buenos días, mucho menos de buenas noches. Así que decidió hacer lo que cualquier persona en su lugar haría, convertirse en una detective, rastreo cada foto que se publicaba, cada like, cada comentario sospechoso o mal intencionado, en el fondo esperaba no encontrar nada aunque fuera tan obvio, tenía la esperanza de ser simplemente una mujer paranoica viendo cosas donde no las habían, y estuvo a punto de convencerse de ello pero para cada pregunta siempre existirá una respuesta y para cada mujer con dudas siempre existirá una amiga que la lleve a investigar hasta la última aguja mal acomodada.

En el caso de Victoria era Millie quien tenía un historial de fracasos en sus relaciones, uno peor que el anterior, en su afán de buscar esposo eterno se encontraba con sujetos realmente extraños, cuando se enteró de las sospechas de Victoria la insto para no desistir de su búsqueda, era de las que pensaba que si estaba buscando algo iba a encontrarlo pero había que buscar bien. Ese fue todo el impulso que necesito para seguir adelante. Los días anteriores Victoria estuvo muy prevenida con cada respuesta que Jamie le daba, nunca estuvo demás preguntar si estaban bien como relación a lo que él respondía que todo iba muy bien, muchas ocupaciones pero que todo estaría bien a su regreso. El miércoles Jamie le envió un mensaje de texto al móvil contándole que se le había dañado el computador y necesitaba recuperar una información, que estaría todo el día ocupado, pues no estaría tranquilo hasta tener todo de nuevo, intento confiar en él, en su palabra, incluso lo hizo por un par de horas pero algo en su cabeza le decía que no estaba bien, que esa excusa era algo forzada incluso hasta para él, decidió conectarse a una de sus redes sociales y allí se encontraba en línea, ese puntito verde no mentía, pero eso no significaba nada, necesitaba algo más, recordó una historia que Millie le había contado en una noche de copas, ese tipo de historias que avergüenzan pero divierten, ella le decía que siempre era necesario conocer las contraseñas de su pareja, por alguna razón de fuerza mayor o simplemente porque sí, porque así debe ser el mundo ante los ojos de Millie, Victoria la conocía, en más de una ocasión le vio escribirla, se la aprendió pero nunca la había usado, no había sentido la necesidad hasta ese día. Quiso esperar una hora prudente, donde posiblemente estaría durmiendo, pero sobretodo esperaba contar con la suerte de que la contraseña que ella conocía siguiera siendo la misma.

Activo la alarma a eso de las 2 Am, lo primero que hizo fue cerciorarse que Jamie no estuviera en línea, sus manos sudaban en frío, no estaba segura de hacerlo pero su cuerpo tenía vida propia, quería y no quería, pero ahí estaba, frente a la pantalla del computador tecleando la contraseña. Dudo por unos segundos, a la hora de dar click estuvo a punto de alejar su mano pero fue como si una fuerza mayor la dominara, como si alguien hubiera tomado la decisión por ella y ahí estaba en su cuenta, inmediatamente fue a la bandeja de mensajes, habían muchas conversaciones con mujeres diferentes, algunas fueron familiares ante sus ojos, otras no tanto pero el primer mensaje fue el que más llamó su atención. Caroline Pattison era la dueña de la cuenta con la que intercambiaba mensajes constantemente, en el avatar de esa cuenta aparecía Jamie y esa mujer de una forma muy comprometedora, Victoria no lo podía creer, pero aún no lo había visto todo, al leer los mensajes que intercambiaban todo tenía sentido, su cambio, la falta de tiempo, las excusas, habían fotos de ellos, incluso fotos comprometedoras en las noches que no podían compartir cama. No era algo de una noche, ni siquiera de unas semanas, ellos se involucraron tiempo después de su llegada a este lugar. No pudo contener las lágrimas, todo ese tiempo que ella estuvo esperando por un mensaje, una llamada, mientras que él se estaba divirtiendo con otra mujer, estaba destrozada, quería gritar, golpear algo o a alguien pero no pudo hacerlo. Solo pudo llorar hasta quedar dormida. Necesitaba dormir para después pensar.

A la mañana siguiente hasta el clima sabía que algo andaba mal, no había parado de llover, el frío de la ciudad hacia difícil la tarea de levantarse de la cama, tampoco era que tuviera muchas ganas o fuerzas, la pantalla del celular se encendió, su corazón se aceleró al ver que era un mensaje de él, -Se dio cuenta de lo que hice.- Pensó, pero en su cabeza estaba segura que había dejado todo tal cual como lo había encontrado, a menos que se hubiera activado algún mensaje de seguridad que ella desconociera, no quería ver ese mensaje, tenía miedo y rabia, pero era más rabia que cualquier otra cosa, quiso llorar pero ya se había quedado sin lágrimas, saco fuerzas para leerlo y se calmó al darse cuenta que no se trataba de nada importante, era un simple e insignificante mensaje, no como los que le envía a la otra, esos en los que se toman el tiempo para escribir y leerlo más de dos veces antes de enviarlo, este era tan insignificante que no se tomó la molestia de responder, quería seguir durmiendo y olvidar esa pesadilla.

Durante todo la mañana no quiso salir de cama, en horas de la tarde nada cambiaba, recordaba, lloraba y dormía en ese orden un par de veces, el teléfono móvil se encendía de vez en vez, mensajes llegaban, Millie le escribía, pero ni a ella le quería responder. Al pasar las horas sintió que ya había sido suficiente, no quería seguir siendo la víctima y tampoco le iba a seguir dando el gusto, ya el daño estaba hecho es verdad, pero ahora dependía únicamente de ella si las cosas iban a seguir igual o ponerle punto final.

Estando en la tina se cuestionó un par de cosas, sobretodo se cuestionaba el tiempo que le había tomado darse cuenta de todo. No lo hacía de forma lastimera, pero no entendía como había podido tardar tanto si tonta no era, estaría enamorada o simplemente ¿confiar tanto en el otro estaba mal? quizá a en ese momento ya no importaba, bebió una copa de vino caliente, se relajó, sumergió todo su cuerpo en el agua, se dejó ir hasta que volvió a flote, de fondo escucho el timbre de su teléfono, no se molestó, estaba tan cómoda, tan ella. Sonó nuevamente, siguió sin inmutarse, froto sus piernas con una esponja, cubrió sus brazos y su cuello con espuma, nuevamente a lo lejos sentía como llegaban los mensajes a su teléfono móvil, se preguntó de forma sarcástica si tal vez todos esos mensajes se debía a que habían cerrado para siempre las tiendas de Channel o de LV, sonrió como una demente pues eso sí sería algo para cortarse las venas. La piel de sus dedos estaba arrugada, era hora de salir de ahí.

BelladonnaWhere stories live. Discover now