Lunes 14 de Enero 2019.

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Victoria había pasado gran parte de la noche en vela, no se hallaba en la cama, todo en la habitación le incomodaba, le estorbaba, sabia de sobra que aunque no quisiera aceptarlo el escuchar después de tanto tiempo la voz de Jamie la había trastocado, estaba confundida, no sabía si había actuado bien, repasaba en su cabeza una y otra vez la conversación que habían tenido tratando de encontrar algún error que se le pudiera haber escapado por los nervios del momento, aunque estaba segura que no había dicho nada que pudiera levantar sospechas sobre su relación con Alik no dejaba de hacerlo.

Era una información muy difícil de ocultar, en algún momento todo saldría a la luz y de eso era muy consiente, solo que no podía entender que a pesar del tiempo ella había podido manejar la información sin que llegara a manos de él, incluso pensaba en la absurda idea de que Jamie pudiera ver alguna foto de ellos, alguna nota en el periódico, algo en las redes sociales de algún miembro de la familia, infinidades de cosas pasaban una tras otra incontables veces. Necesitaba dormir, necesitaba hacerlo ya sin importar que en un par de horas amanecería y las ojeras serian difíciles de ocultar.

Salir de la cama le costó más de lo normal, no porque no lo deseara, lo había estado deseando desde la noche anterior, pero había algo en el fondo de su corazón que le pedía a gritos que se quedara allí, pues no había lugar más seguro en ese instante.

Pasadas las 10 de la mañana...

La ducha le tomo tiempo, por un instante le embargo unas sorpresivas ganas de llorar, aunque no lo hizo, algo no estaba bien en ella, escuchar la voz de Jamie trajo consigo recuerdos dolorosos que su ponía ya estaban en el olvido, sabía que no se trataba de amor, sino todo el dolor que conllevo descubrir la verdad, esa verdad que se había negado a aceptar. Trato de disimular las ojeras que le había regalado la larga noche, nada había cambiado, nada tenía por qué cambiar la vida seguía como siempre, como todos los días y una mimosa aguardaba por ella.

El cielo compartía el mismo sentimiento que resguardaba Victoria, estaba gris, lúgubre, llovía con desdén a ratos, por una calle si, por otra no, pero allí, a mitad de cuadra estaba la solución a todo. Sin importar la hora, las luces de la entrada de Negrón® daban una paz que era más que necesaria, no dejaba de llover y eso lo hacía más lindo ante sus ojos, a un lado la esperaba Silvia, llevaba trabajando en este lugar aproximadamente 3 años, era sin duda la que más conocía el movimiento de Negrón®, los gustos especiales de los clientes más antiguos, conocía al pie de la letra la rutina de Victoria en este lugar y siempre la esperaba con esmero. Silvia inmóvil ante la lluvia esperaba por Victoria al lado de la puerta del auto con una sombrilla negra para evitar que esta se mojara, la escolto hasta la puerta del lugar señalando con una sonrisa que la mesa de siempre estaba lista para ella y que en cuestión de segundos traerían su primera mimosa. Había estado pensando en tomarse unas vacaciones largas, por sugerencia de su padre, quería estar lejos por un tiempo de todo y de todos, estaba concentrada, con la mirada fija en la pantalla de su portátil cuando una voz familiar le erizo la piel y la dejo con la mente en blanco.

- Estas más guapa de lo que te recordaba.

- ¿Qué haces acá Jamie?

- Claramente buscarte. ¿Desde cuando haces ese tipo de preguntas?

- Sabes muy bien de lo que hablo, pensé que había sido lo suficientemente clara contigo.

- Sí, pero tú me debes una oportunidad de explicarme y vine a buscar esa oportunidad... Imagino que me puedo sentar...

- N...

- Muchas gracias por tu amable invitación.

- Tu sigues igual de fastidioso que siempre.

BelladonnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora