Belladonna

Esa noche...

Los meseros se acercaron para servirles, la mesa, las velas, el vino, la cena, el postre, todo, absolutamente todo fue perfecto, nada salió de su lugar y si sucedió no importó realmente, la compañía, la conversación, la música de fondo, el cielo despejado con todas sus estrellas brillando. Todo, en definitiva, el tiempo se podía detener en ese instante a nadie incomodaría, nada importaba y nadie más les hacía falta.

Cuando Victoria está convencida de que nada más podría superar ese momento, Alik hizo un movimiento que la puso alerta, se llevó su mano al bolsillo y de la nada saco un pequeño cofre de terciopelo rojo con un borde dorado, sabía lo que eso significaba, pero no estaba segura de que pasaría y menos con Alik, no es que no soñara con casarse algún día, en algún momento y con alguien, pero cuando todo sucedió, cuando se enteró del secreto que hay entre él y Mill sabía que no se iba a casar precisamente con él, pero ahí estaba frente a ella, con un impresionante anillo de compromiso, un anillo que claramente podría dominar a cualquiera. El la miraba con una gran sonrisa en su rostro, no se sabe quién estaba más nervioso, pero sin duda a los dos les temblaban todas sus extremidades.

- ¿Qué significa esto Alik?

- Creo que en el fondo sabes bien lo que esto significa, pero despejare tus dudas.

- Por favor...

- ¿Quieres casarte conmigo?

- ¿Hablas en serio?

- Muy en serio. ¡Nunca en mi vida había hablado tan en serio!

- Cla... Claro que quiero casarme contigo.

¿En verdad era lo que quería? ni ella misma lo sabía en ese momento, pero estas son la clase de preguntas que ya vienen con respuesta automática, como el Buenos días – Buenos días, El muchas gracias - De nada. El podéis ir en paz - Amen. Exactamente ese tipo de respuesta automática que no le da tiempo a tu cerebro de procesar la información. Ahí estaba, aceptando y comprometiéndose con un hombre que se alejaba mucho de lo que realmente había soñado.

La "buena noticia" incomodaría a más de una persona Alik lo sabía y estaba dispuesto a lidiar con las cosas que se pudieran presentar, pues si de algo estaba seguro era de tener el control de todo, en especial de sus mujeres. Por otra parte, había cumplido con lo que le prometió a su padre, cualquier caso, si las cosas se llegaran a complicar él tendría que ayudarle a salir de cualquier lío en el que estuviera metido, bien dicen que en los negocios hay que buscar el mejor trato para el que se sacrifica.

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La relación entre Alik y su padre nunca había sido la más cordial, desde joven él decidió alejarse de su constante yugo y hacer con su vida lo que mejor le parecía, no estaba de acuerdo en la forma en la que él veía la vida, de una manera muy acartonada y cuadriculada, sentía que debía y merecía disfrutar de su juventud, a diferencia de su padre que se había dedicado a trabajar desde joven y hacer dinero, de tal manera que había llegado a descuidar a su familia, esposa e hijos. Alik por el contrario se dedicaría a vivir sin límite de tiempo, no se apegaría a ningún lugar ni a ninguna persona.

Así fue por muchos años, hasta que el señor Pattison se cansó de patrocinar las fiestas y desastres que su hijo protagonizaba, el dinero que le proporcionaba nunca era suficiente para sus fiestas, viajes y mucho menos para cubrir los daños que debía reparar. Decidió cancelarle todas las tarjetas y que aprendiera a ganar su propio dinero aun acosta del disgusto que esto le causaría a su esposa, estaba dispuesto a correr ese riesgo y que su hijo aprendiera la lección.

Como te has atrevido a dejarme sin dinero padre. (Fue lo primero que dijo cuando escuchó que su padre había contestado a su llamada después de múltiples intentos.)

- Al parecer es la única manera en la que te dignas a llamarnos, por dinero.

- Respóndeme. ¿Qué pretendes que haga ahora?

- Trabajar sería una muy buena idea.

- ¿Trabajar? ¿Trabajar en qué?

- Eso te lo dejo a tu gusto...

- Estás loco, has perdido la razón, tanto tiempo libre tienes que lo mejor que puedes hacer es controlarme.

- Alik lo hago por tu bien, ya es hora que aprendas a valorar todo lo que tu madre y yo hacemos por ti. Madura de una vez por todas y compórtate como el hombre que finges ser.

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