Millie y Jamie.

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Mi realidad es diferente a la tuya...


La desconfianza de Millie aumentaba con el paso del tiempo, sabia que ahora se trataba de salvar su propio pellejo, nada ni nadie más importaba. Iba rumbo a encontrarse con Jamie, tenia ciertas dudas sobre él y más después de conocer que estaba en un hotel. Quería averiguar más sobre ese tema, pero seria demasiado extraño que ella se pusiera en la tarea de hablar con Rosie, solo existía alguien más con esa posible información, pero no se tomaría la molestia de llamar a Victoria.


Apresuro su llegada a hotel, necesitaba despejar todas sus dudas, tener la certeza de que paso era el más inteligente dar en esas circunstancias. Victoria había seguido insistiendo al llamarla, pero ya no con la misma intensidad sino esporádicamente. No contestarle la alertaba en todos los sentidos y eso lo tenia más que claro, pero no le importaba. Primero lo primero.

Las puertas del hotel se abrieron automáticamente, abordó el ascensor, sentía que llegar al último piso era eterno y la música relajante del ascensor no lograba relajarla en lo absoluto. En el quinto piso una pareja de extranjeros la acompañaron, no cruzaron palabras más allá del saludo, pero iban para el mismo piso por lo que logro escuchar. Finalmente, el ascensor se detuvo en el último piso, las puertas frías y brillantes se abrieron ante ellos. Al cruzarlas se acercó a la recepción y pregunto por Jamie, la mujer de la recepción le indicó que se encontraba en el bar del hotel y que cruzando el pasillo donde están las mesas para los que degustan el buffet encontraría el bar. Sin más demora emprendió su búsqueda en aquel lugar. Antes de doblar la esquina se encontró con dos monjas que llamaron su atención, el habito que ellas llevaban era poco común al que habitualmente conocía de las monjas en la ciudad, el color, la forma, un largo rosario, de un tamaño que nunca antes había visto alrededor de la cintura de cada una de ellas la sorprendió y por un instante la sacaron de su pensamiento constante y decidido. Pero en particular lo que más la desubico al ver esas monjas fue cuando sin querer observo el rostro de una de ellas, completamente maquillado, Millie pudo detectar como estaba perfectamente maquillada, su respectiva base, polvos, rubor, mascara para pestañas y hasta delineador. No pudo evitar detenerse por un instante y observarlas hasta que usaron el ascensor, había algo extremadamente inquietante en esas dos monjas, algo que nunca antes había visto y que jamás pensó ver.


La voz de Jamie la trajo de vuelta.


- ¿Qué haces ahí mujer? ¿A quién estás observando?

- ¿Viste a esas dos mujeres? ... quiero decir. ¿Monjas?

- La verdad es que no.

- ¿Seguro?

- Totalmente. ¿Por qué?

- Es que podría jurar que iban maquilladas...

- ¿Y eso qué tiene de malo?

- Como que qué tiene de malo... Pues que son monjas, hombre excepto por las que salen en películas de terror, ninguna de ellas se puede maquillar, hasta donde yo tengo entendido.

- Bueno, la verdad es que no soy experto en el tema. Pero déjalas que sean felices.

- Tienes razón, no he venido hasta acá para eso.


Ya ni sabia el motivo que la tenia en ese lugar, sentía que era una muy mala idea estar allí.

BelladonnaWhere stories live. Discover now