Sábado 12 de Enero 2019. (Samantha.)

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Al salir de su reunión con el Oficial Ryan Samantha caminó rumbo al centro comercial, necesitaba acercarse al cajero que se encontraba en el primer piso, sacar algo de efectivo y marcharse a su casa, en el camino en dirección contraria vio a una mujer algo perdida, estaba tratando de encontrar una dirección, ya se había percatado que le había preguntado a un hombre que iba en la misma dirección, pero este no pudo ayudarla. La mujer estaba cada vez más cerca de ella, vestía pantalón bota tubo, una blusa blanca holgada y unos tenis de plataforma, de esos que están de moda.

- Oye, disculpa, que pena molestarte. (Extraña)

- Dime.

- Estoy buscando una dirección hace media hora, he dado vueltas por esta cuadra y la siguiente y nada, no logro ubicarme. ¿Será que tú me podrías ayudar? (Extraña)

- Lo puedo intentar. ¿Qué dirección estás buscando exactamente?

La extraña mujer le acerco un papel donde se podían leer algunas palabras, pero en ella no había ninguna dirección, por el contrario, el papel decía "Lo mejor es que no grites" en ese instante Samantha no sabia qué pensar, qué decir, ni qué hacer. Miró nuevamente el rostro de la extraña mujer quien no dejaba de sonreír... A los pocos segundos Samantha había perdido todo control de su cuerpo, escucho la voz de un hombre que le pedía que lo acompañara, era el mismo al que había visto minutos antes de que la extraña se le acercara. No pudo evitarlo, sabia que estaba en serios problemas, lo que no entendía era el por qué. En ese instante aun no tenía dinero con ella, lo poco que llevaba en el bolso no era de valor y si le pedían las contraseñas de sus tarjetas no pensaba poner resistencia, su vida era mucho más valiosa que cualquier otra cosa.

Si nos colaboras te prometemos que no te haremos nada, solo queremos hacerte unas cuantas preguntas, después de esto te dejaremos ir. (Dijo la voz de un hombre.)

Promesas vacías, son solo eso. – Pensó. –

No sabia muy bien hacia donde se dirigían, la camioneta tenia todos los vidrios arriba y estos eran completamente oscuros, sin la más mínima posibilidad de que alguien viera del otro lado lo que estaba sucediendo, quien manejaba evitaba constantemente los semáforos, quería permanecer en movimiento la mayor parte del tiempo, en más de una ocasión la vigilaba por el espejo retrovisor, Samantha no podía evitar pensar que le harían lo peor, quizá aparecería en la portada de los periódicos cuando encontraran su cuerpo en estado de descomposición, difícil de reconocer. Todos sus pensamientos la llevaban al más terrible final...

BelladonnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora