Victoria.

15 6 0
                                    

Entiende mi desorden y pongámonos en orden.


Las cartas ya están puestas sobre la mesa, en definitiva mi mayor temor es el menor de mis problemas, por el contrario mi verdadero problema siempre ha estado a mi lado, compartiendo en mi mesa, mi familia, mis secretos, mis mayores temores, la persona a la que siempre creí mi hermana y por la que hice todo esto... tampoco nos vamos a engañar, lo hice un poco por mí, un poco por ella y otro tanto por las demás, pero en principio por mí. Ahora bien. Tener a Jamie de mi lado me da cierta ventaja que si la aprovecho de forma adecuada puede solucionarme la vida. Y no es que no crea en su cambio, claro que le creo, pero gracias a él aprendí a desconfiar, a ser un poco más prudente con mis acciones, sobre todo con mis reacciones. Le creo, por supuesto que le creo, pero este juego se convirtió en algo tan peligroso que no puedo confiar ni en mí, por mi propio bien, quién me asegura que el día de mañana no serán unas cuantas gotas de Belladonna en mi propia bebida sino una gran cantidad. Nadie. Ni yo lo puedo asegurar. Así que la confianza en otros debe pasar a un segundo plano...


No era el mejor momento para tener una conversación consigo misma, las cosas se estaban dando de una forma acelerada y Millie en cualquier momento podía estar un paso delante de ellos y era lo que menos necesitaba. Jamie le había dado la información necesaria pero lo más importante, él tenía la confianza de Millie, algo que Victoria ya no podía controlar, aunque lo deseara. – Maldita Emma, maldito oficial, malditos todos. – Pensó. Por un instante tuvo la tentación de hablar con ella, confrontarla, pero era algo completamente inútil, lo negaría como siempre o peor aún, se haría la víctima y era un papel que le quedaba muy bien. Después pensó en su padre, pero seguramente él ya estaba al tanto de todo, se encargaría de solucionar ese problema en el que se había convertido Millie. Intentó estar tranquila dentro de sus pocas posibilidades, poner algo de buena música, buscar algo en que mantener su mente ocupada, un buen libro quizá, alguna serie sobre algún psicópata que al final todas terminan amando o alguna comedia española, tenía perfectamente de dónde escoger, pero una inesperada llamada y el nombre que revelaba la pantalla de su móvil la dejo más confundida de lo que se podía estar. Era un poco arriesgado atender en ese momento y más de quién se trataba, titubeo, su mano no dejaba de temblar, la garganta se le secó y los latidos del corazón los sentía por arriba de su cuello. El móvil no dejaba de timbrar...

Lo mejor sería contestar.

- ¿Oficial Ryan?

- Victoria. Disculpe mi atrevimiento, pero es necesario que hablemos.

- Si, dígame. ¿En qué puedo ayudarle?

- Por teléfono no.

- ¿Entonces dónde?

- Estoy afuera de su edificio. ¿Puede recibirme en este momento?

- ¿Está afuera?

- Sí. Me disculpo por mi comportamiento psicópata, pero fue una decisión que tome debido a algo que ocurrió.

- Entiendo. Ya mismo llamó a portería para que lo dejen entrar.

- Muchas gracias.


¿Y ahora este qué demonios quiere de mí? Esto se convirtió en una cacería de brujas en mi contra.


A los pocos segundos el timbre sonó...

- Perdóneme por aparecer así, tan de repente.

BelladonnaWhere stories live. Discover now