Capítulo 10

4.5K 466 117
                                    

Tartaglia

18 de Enero – 15:40 PM

Liyue – Lugar desconocido

La huida del arquero había tomado casi todo mi tiempo. No quisimos contarle nada a Aria, pues su deber ahora era recuperarse. Sin embargo, debía admitir que su seguridad peligró por unos días, aquellos en los que no pudimos determinar dónde se encontraba su agresor. Pusimos guardias fuera de la casa de Zhongli, pero, incluso cubriendo cada esquina, no pude conciliar el sueño hasta que encontramos su cuerpo. Fue todo un alivio.

Ahora podía hacer lo que tanto quería:

-Tartaglia: ¿qué me traes de Albedo? –pregunté a mi subordinado, vestido totalmente de negro y con el antifaz habitual de los Fatui tapando su rostro.

Me encontraba en una sala de reuniones que sólo los Once Heraldos y pocos miembros más de los Fatui conocían. Era en uno de los pocos lugares de reuniones en los que la decoración no era en absoluto oriental, más bien, fría y simple.

-Miembro Fatui: nuestra organización ha estado vigilando de cerca su investigación en Espinadragón –entregó un informe detallado de Albedo a su superior, el cual empezó a ojearlo por encima-. Creemos que sus averiguaciones podrían ayudarnos a despertar a un poderoso dragón.

Suspiré. "Siempre con la misma ambición de controlar todo poder de Teyvat", pensé, a veces cansado de la simpleza de los Fatui. No obstante, en aquella ocasión, me convenía.

-Tartaglia: ¿Y por qué no lo han capturado ya? –reproché, molesto. Me guardé el informe para leerlo más tarde-. Sería la mejor opción para sacarle datos de su investigación.

Al subordinado le sorprendió aquella reacción.

-Miembro Fatui: Señor... por si no lo sabe... -carraspeó su garganta- Albedo es un alquimista bastante importante en Mondstadt. No sería muy diplomático.

-Tartaglia: Los Caballeros de Favonius no tienen por qué enterarse de quién ha sido su captor, siempre que no dejéis ningún testigo.

-Miembro Fatui: ¡¿os referís a matarlo, señor?! –alzó la voz, boquiabierto.

"Son unos blandengues", reía por dentro.

-Tartaglia: Por supuesto –contesté, seguro de mí mismo-. Torturadlo, sacadle todo lo que sabe del dragón y, después, matadlo. Es simple.

-Miembro Fatui: como usted ordene, señor Tartaglia –se le resbaló una gotita de sudor por la frente.

"Esto no rompe mi juramento", pensé, triunfal. A Aria le había prometido que no mancharía su buen nombre, pero nadie había hablado de hacerlo desaparecer.

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora