Capítulo 35

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Xiao

4 de Septiembre – 15:06 PM

Liyue – Montaña Aozang

-Preservadora de nubes: de querer evitar enamorarte a no despegarse ni un solo día, hay una diferencia notable –se reía de mí aquella estúpida garza.

-Xiao: ¡tengo que entrenarla, es normal que esté a mi lado! –me defendí.

Los tres estábamos sentados sobre la hierba, contemplando el lento pasar de las nubes.

-Ganyu: me alegro tanto por los dos, Xiao –sonreía la joven de grandes cuernos.

Ganyu y yo éramos similares. Nuestro deber era lo primero, pero últimamente habíamos hecho algunas excepciones, así que, de vez en cuando, solía visitar aquel lugar para relajarse junto a Preservadora.

-Preservadora de nubes: ¿es esa de ahí, no? –señaló, con una de sus alas, a una joven que estaba recogiendo plantas aromáticas en un valle que se podía observar desde nuestra ubicación-. Parece una buena chica.

-Ganyu: deberías presentárnosla algún día oficialmente como tu novia –le hacía ilusión imaginar el momento-. ¡Podría cocinar algo para nosotras! Siempre dices que cocina muy bien.

Carraspeé mi garganta, presto a recibir una bronca:

-Xiao: no es... mi novia.

Se dio un tenso silencio.

Preservadora y Ganyu: ¡¿Cómo?! –parecieron enloquecer.

-Xiao: no hemos hablado nunca de eso –intenté explicar.

-Preservadora de nubes: ¡pero si vivís incluso juntos! –estaba enfadada-. ¿Cómo no se lo has podido pedir aún?

Sí, era un poco vergonzoso. Pero la realidad era que, pese a que durmiéramos en la misma cama e incluso la besara o algo más, no me había atrevido a preguntárselo.

Ellas no iban a entenderlo. Sin embargo, yo sabía bien que la sombra de su hermano seguía en su corazón.

***

Aria

5 de Septiembre – 17:15 PM

Liyue – Hotel Cin Hug

Era una comerciante intermediaria que, mediante los contratos que ya había establecido y teniendo buenos empleados, había conseguido que mi negocio continuara estable, incluso sin estar constantemente presente. No obstante, mensualmente, solía acudir con mi encargado para escrutar todo informe pertinente. En aquellas breves reuniones, Xiao prefería seguir con sus patrullas. No le gustaba el comercio en demasía, ni mucho menos sus entresijos.

-Encargado: ha llegado esta carta para usted, señorita Aria –informó, sacando la misiva de uno de sus cuadernos y dejándola encima de la mesa-. Sé que ahora vive en la Posada Wangshu, pero no sabía exactamente en qué habitación, así que esperé a dársela en persona.

Nos reuníamos en la sala de un hotel que, incluso desde nuestros comienzos, nos habían dado un trato amable y cercano. Nos podíamos permitir acudir a los más caros de la ciudad tras nuestra mejora económica, pero era una mujer de costumbres.

-Aria: ¿es una invitación? –pregunté, al identificar aquel característico diseño de flores y la colonia que le habían esparcido. De haber sido algo serio, no tendría diseño alguno.

Él asintió con la cabeza.

-Encargado: en unos días, se celebrará un banquete entre comerciantes de Mondstadt y Liyue. Es importante para nuestra empresa que esté ahí, señorita Aria –pidió, un poco nervioso, porque sabía que no me gustaba ese tipo de eventos.

-Aria: tendré que ir –suspiré.

Mi encargado respiró aliviado.

***

Aria

5 de Septiembre – 19:50 PM

Liyue – Ciudad de Liyue

Liyue nunca dormía, pues había algunos comercios que funcionaban las 24 horas del día. Era extraño encontrar una calle vacía en aquella viva y colorida ciudad, o al mar del puerto sin ningún barco en movimiento.

De pronto, distraída con mis pensamientos, algo pequeño se chocó conmigo.

-Teucer: ¡Aria! –gritó, feliz-. ¡Aria, eres tú!

-Aria: ¿Teucer? –inquirí, desconcertada, aunque por supuesto contenta por aquel encuentro.

Lo malo que tenía Teucer era que, si él estaba ahí, también lo estaba su hermano mayor. Y, efectivamente, Tartaglia, a pocos metros de distancia, caminaba hacia nosotros. Él, al verme, también quedó desconcertado.

Era una situación incómoda... salvo para el niño.

-Teucer: ¡Me alegra tanto que estés bien, estuve tan preocupado! –parecía que iba a llorar al recordar lo que sucedió.

Yo me agaché para estar a su altura y le di un fuerte abrazo.

-Aria: estoy segura de que gracias a ti, vinieron a ayudarme antes –sonreía, tratando de animarlo.

-Teucer: grité mucho, sí –sonrió, con las mejillas sonrojadas.

Me abrazó también con la calidez que todo niño tenía.

Y Tartaglia se detuvo ante nosotros.

-Tartaglia: Hola... Aria –le costaba mirarme a los ojos, pero debía guardar la compostura delante de su hermano.

-Teucer: ¿vendrás con nosotros a cenar a casa, no? –insistía el pequeño-. Fue lo primero en lo que pensé cuando llegué hoy a Liyue. ¡Tenía tantas ganas!

Me horroricé, pero mantuve una fingida sonrisa en todo momento mientras observaba a Teucer brincar delante de mí.

A espaldas de Teucer, Tartaglia me hacía señas extrañas que no conseguía entender, así que lo envió a un puesto cercano para que pudiéramos hablar a solas. Le dijo que buscara algún postre para la cena y corrió sin dudarlo.

-Tartaglia: Aria... yo... -no sabía cómo decírmelo.

-Aria: ¡dime que se lo has contado, Tartaglia!

Bajó la mirada.

-Tartaglia: no me ha dado tiempo, justo ha llegado hoy rogando verte y... -suspiró- por arte de magia, ¡has aparecido!

-Aria: me iré ya para que puedas contárselo apropiadamente –me disponía a irme, por supuesto-. Déjale claro que, aunque no estemos juntos, a él lo sigo queriendo.

Se llevó la mano a la cabeza, preocupado por la situación.

-Tartaglia: Aria, por favor –rogó, temiéndome lo que iba a decirme-. Sabes que es un niño pequeño y que, tras tanta ilusión por vernos juntos después de aquel evento traumático para él, no entenderá que, sencillamente, hayamos cortado.

-Aria: ¿y qué pretendes, que finjamos estar juntos? –inquirí con tono irónico.

-Tartaglia: sólo será por hoy, te lo ruego –incluso se arrodilló en medio de la calle.

Los transeúntes nos miraban, sorprendidos por el gesto de aquel Fatui.

"No, por favor...", pensaba, mientras veía a lo lejos aTeucer, sobradamente ilusionado, buscando nuestra familiar cena.

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Where stories live. Discover now