Xiao
25 de Septiembre – 0:42 PM
Mondstadt
Habíamos tomado direcciones opuestas. Aria tuvo que dirigirse hacia el este y yo hacia el oeste. A cada dos pasos que daba, mi corazón me pedía dar tres marcha atrás. Si no podía estar con ella, prefería, además, estar a solas. Durante siglos, la soledad había sido mi única compañera, la cual viví como mi única paz. No obstante, por primera vez, aquella misteriosa mujer valió más que aquel silencio y frialdad que siempre me envolvía.
Sí, la echaba de menos. Incluso habiendo vivido más que cualquier ser humano, el tiempo jamás se me había encaprichado tan eterno y pesado como entonces.
Y, cómo no, encima estaba aquella humana chirriante que no cesaba en su empeño de emborracharme. A medida que sacaba la siguiente botella de alcohol, creía que era la última, pero siempre había una segunda. Ronda a ronda, ella estaba pasando la "búsqueda del tesoro" muy "contenta".
-Sacarosa: toma otra copa –dijo como una orden, sin esperar mi respuesta para rellenar de nuevo mi vaso.
Yo, por supuesto, si quería sacarle información, no podía negarme a sus tonterías. Afortunadamente, Sacarosa necesitaría mucho más vino para conseguir hacerme perder el raciocinio.
-Sacarosa: al final no estás siendo ningún borde conmigo –tosió. Ella hacía tiempo que había cruzado la línea de la cordura gracias al alcohol-. ¿Te gusto?
-Xiao: claro –mentí. Aunque me fue imposible fingir una sonrisa.
-Sacarosa: ¡lo sabía! –se tambaleaba y alargaba las palabras-. ¡Albedo debería valorarme más!
-Xiao: claro –volví a responder. De hecho, hasta ahora, había sido mi única contestación para aquella joven de gafas. Y con ello ya me estaba ganando su confianza.
Dejó caer su costado sobre el mío, para observar más cómodamente las llamas de la hoguera. Yo contuve mi desagrado.
-Sacarosa: mi novio no me valora, Xiao –se quejaba continuamente. Había escuchado todo tipo de desventuras con Albedo, pero ninguna de interés-. ¡Es frío!
-Xiao: ¿pero era también frío cuando lo conociste? –pregunté, tratando de parecer más amigable. Alguna vez se cansaría si simplemente aceptaba todo lo que decía.
-Sacarosa: sí...
"Entonces no debería sorprendente que sea frío", pensé en mi fuero interno, cansado de la estupidez humana.
-Xiao: escuché de otras participantes que vendes pociones –dejé caer.
Estaba lo suficientemente borracha como para ir al grano.
-Sacarosa: ¿tú también quieres una poción? –preguntó, sorprendida-. A ti te la dejaría gratis –tosió.
-Xiao: ¿qué tienes? –investigué, como me habían pedido que hiciera.
Sacarosa trajo su mochila hacia ella y sacó unos pequeños frascos con oscuros líquidos en su interior. Me asombró que no se le cayera ningún frasco pese a su actual torpeza.
-Sacarosa: éste funciona como un suero de la verdad, por ejemplo –mencionó, tras mostrarme sus elaboraciones una a una.
"Aquello me interesaba", deduje. "Si consiguiera que lo bebiera, se acabaría toda esta estupidez."
-Sacarosa: éste le gusta a todos los hombres –siguió comentando sus grandes creaciones con elevado orgullo.
-Xiao: ¿qué es?
-Sacarosa: un afrodisíaco –contestó sin ningún pudor-. ¿Quieres probarlo? –su sonrisa era traviesa-. Creo que contigo conseguiría un sexo mucho más salvaje.
Estuve a punto de mostrar una mueca de desdén, pero, al límite de mis fuerzas, volví a contenerme.
-Xiao: lo haré si tú te tomas otro de mi elección –debía usar aquella oportunidad a mi favor.
A Sacarosa le brillaron los ojos de honda malicia. Supuse que la idea de que le fuera infiel a Aria con ella, le resultaría especialmente excitante.
-Sacarosa: ¿cuál quieres que tome?
Señalé el suero de la verdad y, sin meditarlo siquiera, ella no lo dudó. Tomó en su mano el suero y a mí me dio el afrodisíaco.
-Xiao: tendrás que mostrarme antes que puedes hacerlo –reté, pícaro, como si hubiera entre nosotros cierta complicidad.
Ella comenzó a dudar.
-Sacarosa: no sé si...
-Xiao: puedo darte el mejor sexo de tu vida.
Y se lo bebió de un trago.
"Ya eres mía", sonreí triunfal por dentro.
-Sacarosa: ¡vamos, bebe! –animó, feliz y aún borracha.
Sin embargo, ella no esperaba lo que venía a continuación. Tiré el afrodisíaco y la cacé, aunque no de la forma que habíamos "pactado". Aplasté su cabeza contra la hierba y até sus muñecas con una soga que había traído en la mochila que me dieron en el campamento. Pensé que podía serme útil si se pasaba de lista.
-Sacarosa: ¡¿Xiao?! –chilló, aterrada.
Todo pasó muy rápido. La arrastré por el suelo, hasta llegar a un árbol, donde la amarré también a su tronco tras dar unas cuantas vueltas con la soga sobre el mismo.
Ella no paraba de gritar como un cerdo.
-Xiao: bien –suspiré, más aliviado por no tener que contener mi habitual humor-. Vamos a tener una larga conversación.
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El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)
同人小說Aria fue adoptada por la familia de Albedo cuando era una niña. El origen de su sangre es un misterio, pero su hermano Albedo, genio alquimista de Mondstadt, lo es todo ya para ella. Sin embargo, esta relación con su querido hermano es más profunda...