Capítulo 55

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Xiao

1 de Octubre – 15:46 PM

Liyue – Habitáculo de Cuidados Críticos

Sentada junto a su cama, Aria, totalmente abatida, desplomaba la mayor parte de su cuerpo también sobre aquella sábana blanca. Cubría su rostro por completo y mantenía su mano sobre la de su hermano, ahora sumido en un profundo coma. No hablaba, no reaccionaba, no comía y bebía a la fuerza. Estaba, además, en un extraño estado entre la vigilia (para estar atenta al progreso de Albedo) y el sueño (para evitar pensar en lo que estaba ocurriendo).

Aquel cuarto, en donde los dos hermanos se hallaban, poseía paredes de cristal. Era necesario por si el acompañante se dormía y no tenía la capacidad de alertar una crisis del enfermo. Alquimistas, de todas las partes de Teyvat, habían acudido para ayudar a su compañero. Día y noche, lo observaban por aquel cristal y se reunían para discutir distintos procedimientos que pudieran traerlo con nosotros. Sin embargo, poco a poco, las esperanzas se esfumaban.

-Tartaglia: ahora lo único que lo mantiene con vida es nuestra máquina –comentaba, afligido por la depresión de Aria y por su posible reacción ante una muerte que parecía estar cada vez más cerca-. ¿Habéis conseguido que hoy comiera algo?

El bardo, que al igual que los otros alquimistas, dedicaba ahora las horas a observar por aquel cristal, negó con la cabeza. Ni siquiera él tenía fuerzas de articular palabra. Su alegría había desaparecido por completo, preocupado por su amiga.

-Zhongli: hay que mantenerla al menos hidratada –solía repetir, temeroso de ser testigo de dos muertes en lugar de una-, aunque sea por la fuerza.

Venti se derrumbó y comenzó a llorar ante la difícil situación. Rex Lapis se lo llevó a descansar a otro cuarto cercano, donde las miradas de todos aquellos alquimistas no pudieran clavarse en ellos.

-Tartaglia: iré yo –sostuvo, tras coger una botella de agua-. Si no lo consigo, tendrás que agarrarla también.

Nunca imaginé que colaboraría con aquel rufián.

-Xiao: está bien –dije con un bajo tono de voz. En otras circunstancias, hubiera preferido ir yo donde ella. Sin embargo, tras haber permitido que su hermano se hiciera aquello, no me sentía merecedor de estar cerca de su persona.

El Fatui, decidido, abrió la puerta de cristal y se aproximó donde Aria. Él movió sus labios, probablemente para pedirle primero que bebiera por sí sola. No era plato de ningún gusto tener que obligarla a ello.

Aria no respondió, ni siquiera se inmutó por su presencia.

Vi al Fatui suspirar y, tras reunir fuerzas, la tomó del brazo y la echó hacia atrás, para poder incorporarla sobre la silla. A ella no le hizo ninguna gracia que separaran su mano de la de su hermano, así que trató de empujarlo. Por supuesto, él siguió insistiendo. Afortunadamente, ella ahora no tenía muchas fuerzas dado su deprimido estado mental.

Entonces, dos orbes emergieron en el aire. Eran de Pyro y Electro. ¡¿Iba a provocar una Sobrecarga?!

Consciente del peligro, entré, disparado, al cuarto. Antes de que los alquimistas (que tenían ahora un dilema entre brebajes y estaban concentrados en sus argumentos) pudieran atisbarlos, yo tomé los orbes con mis manos y, tras ejercer presión ayudado por mi energía Anemo, los hice desaparecer dentro de mis puños.

Tuve suerte, apenas habían destrozado las primeras capas de mis férreos guantes.

-Tartaglia: menos mal que ahora está débil –estaba sudando tras el pánico que había experimentado-. Bien –se dirigió de nuevo hacia Aria-, hagámoslo entre los dos.

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Where stories live. Discover now