Capítulo 13

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Aria

27 de Enero – 08:11 AM

Liyue – Cordillera Tianheng

Las explicaciones de Zhongli para encontrar al susodicho Xiao eran complejas, no obstante, me las repitió y aclaró todas las veces que me hicieron falta. Parecía ser que el Gran Cazador de Demonios poseía habilidades sobrehumanas, al fin y al cabo, era un adeptus. Podía moverse a la velocidad del rayo y saltar desde donde quisiera sin temor a hacerse ningún daño. Si yo desarrollara aquellas capacidades, estaría mucho más cerca de derrotar a un dragón, así que no lo dudé. Xiao era el mejor maestro que podrían recomendarme.

¿El problema? No era muy dado a relacionarse con nadie. De hecho, cuando esperé en uno de los puntos por los que pasaba su patrullaje, el adeptus hizo caso omiso de mí. Nos encontrábamos en la Cordillera Tianheng, cuya gran altura permitía contemplar la ciudad de Liyue en todo su esplendor. Era de día y la temperatura amena, no obstante, la presencia del adeptus fue más gélida que el propio Espinadragón. Era evidente que yo lo estaba esperando, que estaba ahí, de pie, pendiente de que se volviera hacia mí para entablar nuestra primera charla.

Y en todo momento me dio la espalda. Largas telas colgaban de uno de sus brazos, así como de su cintura. Sus guanteletes eran similares a los de un samurái. Oscuros y gruesos.

-Aria: ¿hola? –expresé, temerosa de que, sencillamente, continuara su patrulla tras contemplar las vistas de Liyue.

Su oscuro verde cabello (aunque con dos mechas más claras en su flequillo), se removió al girarse finalmente hacia mi ubicación. En aquella montaña, sólo estábamos los dos solos y no habíamos compartido aún muchas palabras, pero la tensión del ambiente era ya evidente.

Al verlo completamente de frente, di un paso atrás ante aquella mirada penetrante. Sus dorados y profundos ojos me intimidaron con su sola aparición.

-Xiao: ¿qué quieres? –inquirió, de mala gana-. No concedo ningún deseo a humanos.

"¡Menudo comienzo!", pensé, asustada. ¿Cómo iba a poder convencerlo de que se hiciera mi maestro? ¡Era como un bloque de hielo andante!

-Aria: yo... -me puse nerviosa ante la notable molestia que exhibió dada mi presencia- me llamo Aria y quiero volverme tu aprendiz.

Un largo e incómodo silencio se dio. Lo rompió con una carcajada sarcástica.

-Xiao: ni siquiera tienes una Visión, humana –espetó y pareció escrutar mi alma con su mirada.

Se dispuso a marchar, pero yo lo tomé de la tela de su brazo. Al instante, pude ser testigo de una molestia mucho mayor en sus gestos. Su mirada se clavó en mí con un mensaje claro: "¿cómo osas tocarme?"

-Aria: vengo de parte de Rex Lapis –insistí, había mucho en juego y no iba a rendirme.

De un rápido y contundente movimiento, se separó de mí y, tras otra mirada intimidante y un silencio frustrante, marchó definitivamente saltando de montaña a montaña. Supuse que no me había creído en absoluto.

***

Xiao

30 de Enero – 6:32 AM

Liyue

Si ya no tenía suficientes problemas, ahora una humana me perseguía de forma continua. Al principio, sólo lograba alcanzarme en uno de los puntos de toda mi patrulla diaria. Pero, con el paso de los días, fue mayor el número de puntos en la que me la encontraba al día. ¿Tal vez alguien la estaba ayudando a aumentar su velocidad? Era imposible que, en tan poco tiempo, hubiera aprendido por sí sola a mejorar sus habilidades.

-Aria: ¡por favor, tienes que entrenarme! –rogaba cada vez que la encontraba.

Parecía una joven especialmente enclenque. Su cuerpo era delgado y vestía ropas (un sencillo vestido de pueblerina y unos botines) no muy convenientes para empezar ningún tipo de entrenamiento. Su cabello, suelto, era recogido en su frente con dos trenzas que terminaban, en su nuca, en una coleta.

Mi impresión de ella no era nada buena. Sí, era una humana que debía ser considerada bella en su mundo de mortales. Pero no parecía tener otras dotes que la mera apariencia.

Sin embargo, por mucho que huyera, no había rastro de rendición en su mirada. Seguía gritándome con la misma desesperación.

Por ello, hoy ideé algo distinto:

-Xiao: si quieres que te entrene, tráeme la cabeza de un dragarto.

Y ella no lo dudó:

-Aria: ¡lo haré!

La sencillez de haberme dirigido al fin a ella, la colmó de ilusión. No obstante, yo sabía bien que ni intentaría aquel reto y que se rendiría tras conocer a qué clase de monstruo me refería.

"Espero que ésta sea la última vez que te vea", deseé, mientras la observaba corriendo, al fin alejándose de mí.

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora