Capítulo 53

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Aria

26 de Septiembre – 16:28 PM

Espinadragón – Campamento de investigación

También encontré a Timaeus, totalmente hipnotizado por aquel maligno poder de color carmesí. Su apariencia era escalofriante. Se mantenía de pie, quieto en un rincón y con la mirada perdida. Antes de irme, encendí otra antorcha junto a él para que no se congelara en el campamento. No sabía cuánto iba a durar aquello.

Corrí hasta la tienda de mi hermano, abrí la puerta y me llevé la mano a la boca.

Era difícil de reconocerla en aquel estado, pero distintas partes del cuerpo de Sacarosa habían sido proyectados a lo largo y ancho de la tienda. Por fortuna, su cabeza miraba hacia otra parte, y no tuve que ver su rostro en medio de aquella conmoción.

Di un paso atrás y busqué, desesperada, pistas de mi hermano por todas partes.

-Aria: ¡que mi hermano esté bien, por favor! –deseé con todas mis fuerzas y salí al exterior. El frío me estaba congelando, pues, debido a la conmoción, no había traído ninguna ropa invernal. Aún mantenía aquellas prendas cómodas, aunque ligeras, que utilicé en el campamento de parejas.

De pronto, contemplé cómo una enorme bola de fuego se dirigía a mi ubicación. Rauda, me aparté en el último momento, pero la tienda de Albedo no corrió la misma suerte. Fue devorada por las llamas, así como lo que quedaba de Sacarosa.

Alcé la mirada a la cima de la montaña, y vi dos enormes ojos rojos. Después, pude ser testigo del colosal volumen de aquel dragón que me observaba con soberbia. Su mirada era atroz y viperina. Sus alas, del tamaño de una casa, podrían hacerme volar por los aires sin ningún esfuerzo. Estaba sentado sobre las altas rocas, ahora por lo menos tranquilo, quizá complacido con su estado de superioridad respecto a mí. Él sabía bien que no era rival para él.

Quedé petrificada.

-Aria: ¿Al? –pregunté, pero obviamente aquel monstruoso ser no me respondió.

No obstante, mi intuición me decía que, en aquella mirada, no estaba mi hermano. Por ello, seguí corriendo por la montaña y traté de tomar caminos propicios para que el monstruo me perdiera la pista desde las alturas. Debía aprovechar que era una mera hormiga para su percepción.

***

Aria

26 de Septiembre – 17:02

Espinadragón - Santuario Dragón

Hallé un templo de apariencia demoníaca en el corazón de la montaña. Todo allí era puntiagudo, incluso los ornamentos que habían clavado con estacas en las paredes rocosas. Había inscripciones talladas a mi derredor, así como restos de una civilización que, dado el siniestro instrumental que usaba (herramientas similares a las de la taxidermia), parecían una horrible secta. Una secta que adoraba a un escalofriante dragón carmesí. Había sido dibujado con sangre, ya oscurecida, en una alfombra sobre la que habían colocado una especie de altar y una mesa rectangular.

"¿Dónde demonios he acabado?", pensaba, aterrada.

No importaba dónde pisara, había restos de esqueletos humanos por el suelo. Sin querer, golpeé alguna calavera a medida que me abría camino entre aquella antigua historia que no me gustaría en absoluto conocer. Debían hacer sacrificios para contentar a aquél que considerarían un dios. Y deduje, rápidamente, que la mesa era el lugar ideal para realizarlos.

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Where stories live. Discover now