Capítulo 12

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Albedo

25 de Enero – 18:40 PM

Espinadragón – Tienda de Albedo

Tras la explosión de poder de Aria, Timaeus se dirigió a Mondstadt para pedir a los Caballeros que sacaran los cuerpos de los Fatui de Espinadragón. Le pedí que, por el momento, no contara lo que Aria había mostrado y que dijera que yo mismo los había matado cuando nos amenazaron. Aquello iba a mover aguas en nuestras tierras, pero no podíamos ocultar la muerte de aquellos Fatui. Con aquel frío, sus cuerpos no se descompondrían siquiera. Confiaba que Jean pudiera manejar la diplomacia necesaria.

"¿Cómo era posible que controlara elementos sin siquiera una Visión?", reflexionaba, mientras aguardaba sentado frente a mi cama. Aria no había dejado de dormir desde que le pedí que se tumbara. "¿Acaso alguna vez supe siquiera quién era su familia biológica?", había demasiadas preguntas.

Nunca tuve conocimiento acerca del verdadero origen de Aria. Ninguno de los dos quisimos saberlo, pues, aunque sin la misma sangre, siempre sentimos que éramos hermanos... hasta que me enamoré de ella.

-Aria: ¿dónde estoy? –preguntó, aún adormilada.

-Albedo: en mi tienda –respondí, tras detener mis ensoñaciones.

Se incorporó sobre la cama y miró a su derredor. De pronto, se puso roja como un tomate. Tal vez había recordado lo último que había pasado aquí.

-Aria: vaya... debí imaginarlo –rió de forma nerviosa.

Debía sacarle aquello de la cabeza. Ahora había asuntos más serios que tratar.

-Albedo: será mejor que no cuentes a nadie lo que has hecho hasta que podamos comprenderlo. Puede ser peligroso.

Alzó una ceja.

-Aria: ¿peligroso? –inquirió. Se enfadó en tiempo record, apenas se había despertado-. Peligroso es quedarse en esta maldita montaña tanto tiempo, Al. ¡Incluso los Fatui te han atacado! –se veía especialmente furiosa-. ¡Te vienes conmigo a Mondstadt! ¿Está claro?

-Albedo: no –fui tajante-, y ya hemos hablado de esto.

Discutimos por un largo rato. Ella siempre había acabado cediendo ante mi cabezonería, pero, esta vez, no parecía que fuera a claudicar. Aquel encuentro con los Fatui debió traumatizarla.

Su enfado iba haciéndose cada vez más grande. Y me tomó incluso de la casaca.

-Aria: te sacaré de aquí aunque sea por la fuerza, Al –amenazó, seria.

Nunca pensé que mi hermana me daría escalofríos.

-Albedo: no importa cuántas veces me saques de Espinadragón, acabaré volviendo siempre.

-Aria: ¡Estoy harta! –gritó, furiosa. Y se levantó de la cama de un brinco-. Ni siquiera me has contado por qué este lugar es tan importante.

-Albedo: te dije que lo haría cuando...

Me interrumpió.

-Aria: ¡Mientes! -sus ojos verdes se clavaron en mí con fiereza-. ¡Incluso una compañera te puso un afrodisíaco en la bebida! ¿Qué hubiera pasado si yo no lo hubiera bebido, Al? ¡¿Se te hubiera abalanzado ella?!

-Albedo: yo...

-Aria: ¡¿Acaso me aprecias un poco, Al?! –su tono de voz se quebró, dejándome sin palabras-. Siento que estás huyendo de mí. Ya ni siquiera confías en mí.

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz