El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 17

Xiao

11 de Febrero – 16:56 PM

Liyue – Cordillera Tianheng

Quería saber qué podía hacer con un arma, así que tomé una prestada de unas ruinas y se la lancé. Al menos pudo tomar la empuñadura antes de que cayera.

-Xiao: vamos, atácame –ordené.

La brisa de las altas montañas removía nuestros cabellos. Y, con la ciudad de Liyue a nuestras espaldas, la reté a un duelo de entrenamiento. Alcé mi afilada lanza frente a ella, esperando un ridículo empujón por su parte.

-Aria: esto suena a que vas a entrenarme de verdad al fin –comentó, quizá no era tan ingenua como creía. Para que su cabello no le molestara, había improvisado una rápida coleta.

"Hasta ahora, ninguna prueba había funcionado, así que debía cambiar de táctica", deduje.

Se lanzó hacia mí y, tras percibir el único punto débil que había dejado, atacó directamente. Raudo, tuve que detenerla con mi lanza, lo que provocó el ruido del acero.

Me impresionó. ¿Cómo negarlo?

-Xiao: ¡¿sabes usar un arma?! –inquirí, sorprendido.

Ambos sosteníamos nuestras respectivas armas, una contra otra. Incluso mi gran collar había tintineado por el súbito golpe.

-Aria: he visto practicar muchas veces a mi hermano, pero nunca había usado antes una –explicó, aunque aquello no justificaba del todo que pudiera blandir un arma de forma tan rápida. ¿De verdad era su primera vez?

Observé su rostro, donde aquella mirada determinante volvió a retarme. Sin darme cuenta, me vi envuelto en un duelo que dejó atrás todo tipo de entrenamiento.

Estábamos peleando de verdad.

Al haberme pillado por sorpresa, tuve que mantener, casi constantemente, una actitud defensiva. Debía dejar de subestimarla. Apretaba aquella espada como si le fuera la vida en ello y sentía la presión que ejercía sobre mi lanza. ¿Era de verdad tan poderosa o... era poderoso su deseo?

Tal vez, la respuesta era ambas.

***

Preservadora de nubes

16 de Febrero – 14:37 PM

Liyue - Montaña Aozang

Mensualmente, Xiao solía visitarme para que comiéramos juntos ricos platos de la Posada Wangshu. Éramos seres de costumbres, aunque ya no llenáramos aquella mesa del lago como antes. Nos faltaban compañeros, pero yo le seguía esperando como el primer día, hace cientos de siglos.

-Xiao: es temporal –contaba, mientras devoraba su tofu-, pero ella es capaz de detener los efectos del mal karma con un beso.

Aquella noticia fue asombrosa. Impactante y agradable, al mismo tiempo, al menos para mí.

-Preservadora: es increíble –susurré.

-Xiao: ¿qué explicación puede tener? –se preguntaba, confundido.

-Preservadora: sólo hay una explicación posible.

El peliverde guerrero abrió aquellos ojos amarillos como platos al escucharme.

-Xiao: ¡¿tú lo sabes?! –casi se le atragantó la comida.

Carraspeé la garganta, siendo consciente de que aquella información iba a perturbarlo. Se me cayó una de mis blancas plumas por el nerviosismo.