Capítulo 16

3.8K 406 217
                                    

Xiao

10 de Febrero – 12:18 AM

Espinadragón – Camino Nevado

No había forma de hacerla flaquear. Intenté toda clase de pruebas crueles y atroces para que desistiera de aquel sinsentido, ¡pero nunca tenía un "no" por respuesta! Hacía todo lo que le pedía hasta que yo mismo me aburría. Era absolutamente desesperante. Cada día la odiaba más y más, y subía la dureza de la prueba.

Además, no se había despegado de mí desde que hicimos aquel horrible pacto. Incluso me acompañaba en las patrullas, ¡no tenía descanso! Sin embargo, aún no había surgido la oportunidad de verla siquiera pelear. ¿Cómo iba a lograr saber qué era realmente aquella joven?

Sencillamente, sólo la estaba torturando.

-Aria: ¿cuántas veces tenía que nadar hasta el fondo, Xiao? –preguntó desde un río cuya temperatura debía ser letal para cualquier otro humano.

Temblaba. Veía que le afectaba aquella temperatura, pues sus manos se veían cada vez más rojas y su cuerpo más débil. Y, pese a ello, podía seguir.

-Xiao: trescientas –ordené, cansado de todo aquello.

Volvió a sumergirse en el agua helada y a tardar otro rato en regresar a la superficie. Mientras tanto, yo aniquilaba a cualquier slime Cryo que osara acercarse.

Pero ya no podía más:

-Xiao: ¡sal ya!

Tuve que repetir varias veces que saliera del agua, pues, dentro del río, era incapaz de escucharme (lo cual me decía que debía ser humana, pero...).

Totalmente mojada, nadó hasta la orilla, donde sufrió de varios espasmos debido al frío. Su pueblerino vestido, ya maltrecho por todo lo que le había obligado a hacer, se pegaba a su piel, drenándole el poco calor corporal que le quedaba. Y, por supuesto, ya no quedaba nada de aquellas trenzas que al inicio llevaba.

-Xiao: ¿Cuántas veces has tocado el fondo?

-Aria: No... -tiritaba fuertemente, lo que le hacía tartamudear-. No lo sé.

-Xiao: inútil –espeté.

"Habrían sido más de doscientas", deduje, internamente impresionado por su supervivencia.

Entonces, la joven alzó la vista hacia la cima de la montaña. Su mirada parecía nostálgica y triste.

-Aria: ¿esto de verdad me ayudará a ser más fuerte? –preguntó, haciéndose un ovillo sobre la nieve.

Al fin debía satisfacer mi curiosidad:

-Xiao: ¿Por qué insistes tanto en hacerte más fuerte? No tienes una Visión.

-Aria: quiero... -sus ojos se enrojecieron- quiero volver a vivir con mi hermano sin que él tenga miedo...

Confesado aquello, se desvaneció. Antes de caer sobre la nieve, pude alcanzarla. Lo que menos quería es que muriera por un golpe en la cabeza bajo mi supervisión.

***

Xiao

10 de Febrero – 14:36 PM

Liyue – Montaña Hulao - Cueva-refugio de Xiao

Tuve que cargarla hasta un humilde campamento que usaba cuando las patrullas se alargaban demasiado y no era conveniente regresar a la Posada Wangshu. Tenía lo básico: una hoguera y un jergón. Sin embargo, hoy, además, había tenido que añadir una manta, pues creía que, de otro modo, fallecería.

El clima había empeorado, colmando el cielo de nubes. Todo era piedra en aquel lugar, tanto pared como suelo. Y parte del frío se colaba por la entrada, sin embargo, no con la intensidad de Espinadragón.

Me alegraba haber encontrado un límite en aquella joven, pero... ¿quizá me había pasado? Por no mencionar que parecía haber desfallecido al ser víctima de un torrente de emociones más que del propio frío que padecía.

-Aria: ¿dónde estoy? –preguntó, desorientada.

-Xiao: en Liyue.

Había dejado el jergón donde la tumbé lo más cerca posible de la hoguera y parecía haber funcionado.

Intentó incorporarse.

-Xiao: creo que no querrás levantarte ahora –advertí.

No obstante, hizo caso omiso y, al sentarse sobre aquel mullido e improvisado colchón de paja, cayó, levemente, la manta que la envolvía.

Miré hacia otro lado, consciente del pudor que sentían los humanos, especialmente las mujeres. Estaba completamente desnuda y ahora había dejado al descubierto su pecho. Tenía un tamaño superior a la media en Liyue. Era difícil de ocultar.

Como esperaba, lanzó un agudo chillido.

-Aria: ¡¿Por qué estoy desnuda?! –gritaba, muy nerviosa. Volvió a taparse con la manta.

Señalé al otro lado de la hoguera, donde sus ropas estaban aún secándose.

-Xiao: no hagas un escándalo –pedí, molesto por su presencia y ahora griterío-. Debí quitarte ese vestido mojado para que no murieras de hipotermia.

Sus mejillas se veían sonrojadas.

-Aria: entiendo –se calmó como pudo. Más pronto de lo que esperaba, cosa que agradecí.

Entonces, se fijó en la caja que había dejado tras de mí. Era evidente que contenía comida dado el olor que desprendía.

-Aria: ¿también me has traído comida? –preguntó, ilusionada-. ¡Muchas gracias!

-Xiao: no, eso es para mí –atajé fríamente-. Puedes ir a pescar si quieres. Hay un lago nada más salir, así que vístete y ve.

Ella suspiró.

-Aria: ¿te girarás al menos, no?

-Xiao: lo haría aunque no me lo pidieras –dejé claro. No tenía intención alguna de verla desnuda.

***

Pensé que iba a poder terminar de comer tranquilo antes de que regresara con algún pez, pero de nuevo me equivoqué. A mitad de aquel tofu de almendras, atravesó un pez con un palo y lo acercó al fuego.

-Aria: ¿te gusta el tofu de almendras? –preguntó, en un intento por iniciar una conversación que yo no deseaba.

-Xiao: ¿cómo osas preguntarme?

Ella rió.

-Aria: sólo preguntaba por tu comida –se excusó, tratándome de exagerado-. Yo podría cocinarte eso alguna vez.

-Xiao: no trates de ganar mi favor, me sigues pareciendo una inútil.

-Aria: por supuesto que me encantaría que nos llevásemos mejor –aceptó, poniendo los ojos en blanco-, pero me gusta de por sí cocinar. Supongo que... extraño cocinarle a mi hermano.

De nuevo aquel tono triste en su voz. Pero esta vez no pude evitar que la curiosidad me invadiera.

-Xiao: ¿a qué le tiene miedo tu hermano? –pregunté, creyendo que, sabiendo más de ella, me haría comprender al fin su naturaleza. Hasta ahora no había llegado a ninguna conclusión definitiva.

-Aria: a un dragón, así que debo ser más fuerte que uno –acercó el palo que sostenía para comprobar la cocción del pez y después lo devolvió al fuego.

-Xiao: es casi imposible ser más fuerte que un dragón y, por supuesto, totalmente imposible para ti –acabaría matándose si nadie se lo decía. Le estaba haciendo un favor.

Por un momento, volvió una feroz mirada hacia mí y fue determinante:

-Aria: lo seré. Ni tú ni nadie va a impedírmelo.

Me sorprendió aquella reacción. Hasta ahora se habíamostrado sumisa ante todo cuanto hacía. Y se me escapó una leve sonrisa queborré casi al instante.

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Where stories live. Discover now