Capítulo 45

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Albedo

22 de Septiembre – 13:26 PM

Mondstadt – Campamento de parejas

Las constantes peticiones habían conseguido su objetivo: Aria había cocinado para todos un espectacular pollo al whisky. Incluso los terapeutas estaban ansiosos por probarlo.

-Luisa: toma asiento ya –ofreció a Aria-. Yo lo serviré. ¡Has estado casi toda la mañana cocinando!

Agotada, Aria no puso mucha resistencia y se sentó junto a Xiao en la mesa. Él, como de costumbre, se veía de mal humor. Pero, como todos los demás, tenía su plato preparado en la mesa para recibir una de las porciones.

-Kan: ¡huele de miedo! –comentó, con tenedor y cuchillo preparados.

Colocando la deseada cazuela en el centro de la alargada mesa, Luisa fue sirviendo a todos los presentes.

Hicimos un ceremonial brindis y todos comenzaron a atacar la comida. Para haber dormido poco debido a su fiesta nocturna, estaban de muy buen humor.

No tardaron en escucharse sonidos de satisfacción y distintos elogios a la cocinera.

-Euges: está incluso más bueno de lo que olía –reía, tras degustar los primeros trozos.

Curioso, también me llevé un trozo a la boca.

Y, entonces, simplemente ocurrió: una lágrima se escapó del dominio de mis ojos.

-Maggi: ¿Albedo? –expresó, impactada por mi reacción.

Yo también estaba impactado.

-Euges: te entiendo, Albedo –comentó, sonriente-. ¡Recuerda a la comida de casa!

"Sí... La comida de casa...", no pudo ser más acertada aquella sensación.

-Aria: te echaré todas las porciones que quieras, Al –sus ojos brillaban ante mi repentina emoción.

-Sacarosa: lo que me faltaba –musitó ella, pero sólo yo fui capaz de escucharla.

Yo no pude articular palabra. Me sequé aquella lágrima y seguí comiendo, tragándome, junto a aquel pollo, aquellos horribles sentimientos.

***

Kan

22 de Septiembre – 16:38 PM

Mondstadt – Bosque del Campamento de parejas

Me llevé a los chicos a hacer flexiones en un claro del bosque. El ejercicio tenía un efecto liberador en el cuerpo, fomentaba positivas feromonas y tranquilizaba el alma. Las posibles tensiones que hubieran podido padecer a consecuencia de la terapia, lo desahogarían entre los vastos árboles de Mondstadt. Maggi, en cambio, estaba realizando yoga con las chicas delante de un lago. Después cambiaríamos de grupo para que todos, sin importar su género, vivieran las dos experiencias.

-Euges: no puedo... más –hiperventilaba, destrozado en el suelo. Su camiseta estaba completamente sudada.

Tras dos horas, la mayoría se había rendido y se había dejado caer sobre la hierba. Sólo quedaban Xiao y Albedo. El segundo fue toda una sorpresa. Aquél príncipe en apariencia, tenía buena forma física. En cambio, siempre supe que Xiao tenía el porte de un guerrero, más que de un extranjero de diseñador, como otros querían pensar. Aquellas ropas estaban hechas para luchar, no sólo para lucir.

-Kan: ¡vamos, chicos! Sólo unos segundos más –animé, ilusionado por la cercanía del final del ejercicio. ¡Iban a completarlo!-. ¿Qué tal vais?

-Xiao: prefiero esto que esa estúpida sesión terapéutica –comentó Xiao. No había gota de sudor en su rostro. Aquello era un mero trámite para él.

-Albedo: preferiría estar en mi laboratorio –suspiraba. El joven rubio sí que mostraba indicios de cansancio.

Dejé que pasara un tiempo más y grité:

-Kan: ¡habéis vencido, enhorabuena! –dije, orgulloso de mis chicos-. Los demás tenéis que aprender de ellos, ¿está bien?

Xiao y Albedo detuvieron las flexiones, y se sentaron también en el suelo.

-Benjamín: felicidades... -comentó otro participante al borde de sus fuerzas. Ni siquiera levantó la cabeza. Fue de los primeros en caer.

-Kan: venga, ¡todos al agua!

-Euges: está muy lejos, Kan –parecía estar a punto de llorar.

-Kan: apenas son unos metros –corrigió, serio-. ¿Acaso quieres que tu novia te considere un débil?

-Euges: cruel ser –dijo de todo corazón, y el resto rió como pudo.

***

Albedo

22 de Septiembre – 16:55 PM

Mondstadt – Bosque del Campamento de parejas

-Euges: no pareces nada agotado, Xiao –decía, impactado. Ni siquiera se había echado ningún jabón, y ya estaba en el agua, dejándose flotar encima de ella-. ¿Eres alguna clase de súper soldado?

-Xiao: soy un adeptus –informó con naturalidad, como si no fuese ningún dato de importancia que no fuese un humano.

Los participantes rieron, creyendo que estaba bromeando. Pero a mí comenzaba a encajarme aquella idea de él.

"¿Cómo habría acabado mi hermana con un adeptus?", pensaba, atento a su conversación.

-Xiao: si también quieres preguntarme algo, puedes hacerlo –se dirigió a mí, serio.

Parecía que estábamos atentos el uno del otro.

-Albedo: me preguntaba cómo habías conseguido salir con mi hermana –fui sincero y me enjaboné los hombros en la orilla, esperando pacientemente su respuesta.

-Benjamín: espera, ¿no os conocíais como cuñados? –preguntó, sorprendido. Lo normal es que nos hubieran presentado antes, sin duda.

-Xiao: digamos que tuve que hacerle algún que otro favor a Aria –no supe qué quiso decir con eso-, y con el tiempo supongo que así se fraguó. Al fin y al cabo, ella necesitaba de un hombre de verdad en su vida –entonces comprendí que me estaba retando, que había cierto rencor hacia mí en él. Su mirada era intimidante-. Deberías preguntárselo también a tu hermana. ¿O vas a seguir ignorándola?

La atmósfera se volvió tensa. El resto de participantes enmudeció. 

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Where stories live. Discover now