El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)

Capítulo 51

Sacarosa

26 de Septiembre – 12:47 AM

Espinadragón – Tienda de Albedo

A veces creía que había nacido con una mala estrella. Ni siquiera un campamento tan elogiado por los expertos, había sido un éxito. Como ya sospeché, las intenciones de Aria y de aquel endemoniado adeptus eran espiarnos. Y lo lograron. Me interrogó durante toda la noche y yo se lo conté todo. Creí que emborrachándolo iba a convertirse en mi presa, pero fue al contrario. Hubiera sido todo un trofeo que Xiao dejara a Aria por mí, pero supuse que se me fue de las manos al caer en la tentación.

Y ahora estaba de nuevo en aquella horrible montaña. Por supuesto, Aria y Xiao no se volvieron a presentar tras la búsqueda del tesoro al campamento. Sin embargo, Albedo tampoco lo hizo. Lo único que recibí de él fue un mensaje breve: "Tenemos que hablar, ven a Espinadragón".

Tuvo que coger fuerzas antes de entrar a la tienda.

-Albedo: toma asiento, Sacarosa –fue más directo que nunca.

Así lo hice, pero, acatar aquella orden, no fue impedimento para el inicio de mi réplica.

-Sacarosa: ¡¿Se puede saber por qué no regresaste al campamento?! –hoy le iban a sangrar las orejas de todo lo que iba a tener que escuchar.

-Albedo: hemos terminado –informó, ignorándome por completo.

Sentí náuseas.

-Sacarosa: ¡¿Cómo te atreves a decirme eso?! –me levanté de la silla y me propuse abofetearlo, pero él detuvo, después de mucho tiempo, mi mano.

-Albedo: ¿por qué perdí los recuerdos, Sacarosa?

Aria debió lavarle el cerebro.

-Sacarosa: ya te lo conté, Albe...

Me interrumpió. Estaba siendo todo un engreído.

-Albedo: bebí una poción, ¿verdad?

Apenas se lo había contado a Xiao aquella noche, ¡no podía habérselo dicho tan rápido!

-Sacarosa: ¿quién te ha dicho eso?

-Albedo: nadie –respondió, haciéndome sentir más aliviada-. Es de lógica.

Tenía que ponerme seria.

-Sacarosa: bebiste esa poción porque no eras feliz –aseguré, tajante-. No es mi culpa que tuvieras sentimientos desviados.

-Albedo: pero te encargaste de mentirme desde que la bebí, ¿por qué?

-Sacarosa: ¡porque te quiero, Albedo! ¿Acaso no es obvio?

Me lanzó una mirada escéptica que, claro está, me ofendió sobremanera.

-Albedo: creo que no voy a sacar nada en claro de ti, así que seguiré investigando por mi cuenta qué estaba haciendo en este lugar –comentó, serio-. ¿Podrías marcharte ya, Sacarosa? –pese a la educación con la que creyó realizar aquella pregunta, sólo demostró no tenerme ningún respeto.

Apreté mi puño, frustrada.

-Sacarosa: ¿estás hablando en serio en cuanto a lo de cortar?

-Albedo: sí, y preferiría que no volvieras a aparecerte por este campamento.

Sentí una gran humillación. Sentí cómo destruía todo mi mundo, y yo iba a devolvérselo con la misma moneda.

-Sacarosa: mataré a tu maldita hermana, juro que la mataré –amenacé, muy segura de mí misma.