Capítulo 32

3K 365 103
                                    

Xiao

21 de Marzo – 21:55 PM

Mondstadt – Estatua del Arconte Anemo – Lago estelar

Aria y su estrafalario amigo aguardaban mi regreso con impaciencia. Ella seguía andando en círculos, no obstante, cuando al fin me vislumbró entre las tinieblas, se detuvo y clavó sus hermosos, aunque ahora escalofriantes, ojos en mí.

-Aria: ¡¿has hablado con él?! –rozaba la histeria.

Durante el camino de vuelta, me había preparado para aquella conversación. Había elegido ya cada palabra que iba a compartirle. No obstante, a la hora de la verdad, no fue tan fácil como esperé. Era consciente de cuánto quería Aria a su hermano y mi mensaje iba a destrozarla.

"¿Sería después capaz de consolarla?", me preocupaba. "Pero aquello era lo mejor...", trataba de convencerme.

-Aria: ¿Xiao...? –mi silencio comenzaba a intranquilizarla aún más, si es que era posible.

-Xiao: él es feliz con Sacarosa –mentí-. Y no quiere que te entrometas. De hecho, no quiere volverte a ver.

Y fui testigo de cómo su alma, poco a poco, se partía en dos

-Aria: ¿de verdad hablaste con él? –inquirió automáticamente, prácticamente en un estado alterado de conciencia.

Esperaba su incredulidad, así que me aseguré de tomar datos de Albedo que sólo ellos dos conocieran. Fue complicado tras ver cambiar su iris azul a carmesí, pero, incluso tras mi declaración de intenciones con su hermana que tanto le enfureció, pudo calmarse con las palabras adecuadas: "si duda, tengo que tener más información de vuestro pasado para que sepa que realmente has sido tú quien así lo ha querido".

-Xiao: Albedo no sabía cómo decirte que necesitaba tomar distancia de ti para poder desarrollar al fin su vida como adulto –añadí, con el mayor tacto posible-. Incluso ibas a diario a llevarle la comida a Espinadragón, lo que le impedía estar con Sacarosa o con cualquier otra mujer –seguía mintiendo.

Para mi sorpresa, el bardo estaba observando toda aquella escena sin entrometerse.

-Aria: yo... -palideció- yo nunca pensé que estaba monopolizando su tiempo –se le escapó un sollozo-. Ahora entiendo por qué últimamente había dejado de tener muestras de afecto conmigo.

Y rompió a llorar de forma desconsolada.

Venti la abrazó. Continuó sin pronunciar palabra alguna, pero no dudó en estrecharla entre sus delgados brazos.

"Sabía que iba a ser doloroso verla llorar, pero no imaginé que mi corazón también se oscurecería", pensé, viéndome obligado a apartar la vista de ella. No obstante, el sonido de sus agónicos sollozos me envenenaba.

***

Xiao

22 de Marzo – 01:48 AM

Liyue – Posada Wangshu – Piso de Xiao

Pedí a Rex Lapis que se encargara de la patrulla de aquella noche por mí. Aria estaba devastada, no había forma de conseguir que sus lágrimas se detuvieran. A aquel paso su cuerpo se iba a quedar sin agua suficiente para funcionar.

Tras recibir una extraña mirada de su amigo, la traje a mi habitación. Por un momento, creí que aquel estúpido bardo se percató de que todo aquello no era más que una burda mentira. Sin embargo, de ser así, lo lógico es que hubiera dicho algo. Y no lo hizo. Dejó a Aria en mis manos con gran pesar y marchó a la ciudad, en completo silencio. Si no me hubiera parecido un vividor, hubiera dicho que había culpabilidad en sus brillantes ojos.

-Xiao: toma agua –le ofrecí un vaso, sentado al borde de la cama, donde ella yacía.

-Aria: sólo déjame llorar –había repetido ya por cuarta vez-. Y si te molesto, sólo échame por la ventana –sollozaba, ocultando su rostro en la almohada.

"Tengo que hacer algo", me decía constantemente, preso de una melancolía que nacía de la suya. Nunca antes la emoción de otro me había afectado. Y, sin embargo, ahí estaba ella, destrozándome sin hacer nada más que llorar.

Necesitaba que estuviera bien. Y aquella "necesidad" me asombró. En aquel punto, probablemente ya no había vuelta atrás en cuanto a la unión que estaba forjando con ella. Una unión que me aterraba y me colmaba de felicidad a partes iguales, pero que mi severidad no era capaz de detener.

Realmente parecía estar condenado a amarla.

Fue un mísero impulso, me tumbé a su lado y la abracé contra mi pecho. Sus lágrimas ahora mojaban mi ropa, pero no me importaba. Lo único que me importaba era que pudiera molestarle mi collar, así que lo eché a un lado para que pudiera acomodarse tanto como pudiera. "¿Qué me está pasando?", me preguntaba inútilmente.

-Xiao: llora todo lo que necesites –susurré.

Al fin sus sollozos, aunque fuese levemente,parecieron menos agónicos.

El Pecado del Alquimista [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora