• CAPÍTULO 37 •

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Dos días después siento que mi vida vuelve a ser la de antes. Claro, la de antes pero aún sin dinero.
Hace dos días me enteré que Ruggero tenía que viajar a no sé qué ciudad por un tema de negocios y he estado disfrutando de mi vida en paz.

Conduzco el coche de Liam hacia la casa de Valentina para irla a dejar. Ella viene a mi lado, y mi amigo viene en el asiento de atrás con su brazo enrollado con el de su novia.
Si, se escucha muy extraño decir que Liam tiene novia pero así son las cosas.

—Mi amor, me encantaría conocer a tus padres.

—Ellos salen mucho de viaje, seguramente no estén en casa.

—Ow, es una pena —Un largo silencio se apodara del auto hasta que ella vuelve a hablar—Mi amor.

—¿Sí?

—¿Pasaremos la cena de noche buena juntos?

Valentina y yo nos miramos de reojo. Pero ella lo hace más bien con un tono de fastidio e irritación.
Y no porque Sophia la irrite, ella es linda y buena, bueno, cuando le conviene. Sino que está irritada porque sigue enojada con Hermes.

—¿Quieres pasarla conmigo?

—¡Claro! Prepararé con Antonella una rica cena...

—No.

—¿No?

—Será en mi casa. Puede que estemos solos porque mis papás suelen salir.

—Pero yo quiero estar con Dalton... Seguro que le alegrará mi presencia en esa fecha tan especial.

Y ese era el plan de Liam. Él quiere desesperar a Sophia hasta que se canse de él.
Pero dudo que funcione, a mi no me funcionó.

—Es Dalton o soy yo. Tú eliges.

—No me hagas esto mi amor. A ti te amo con todo mi corazón pero Dalton está en cama y muy apenas habla muy poco. Dalton es como mi hermano.

—Es una lástima. Entonces me iré a alguna fiesta en algún malecón. Hoy tuve una invitación de unas amigas para ir a...

—¡No! Bien, la pasaremos juntos en tu casa. A ver cómo se lo digo a los chicos.

Eso último la hace pensar mucho y provoca un gran silencio hasta llegar a la casa de Valentina.
Pero las cosas tampoco resultan sencillas para mi amiga porque afuera de esta estaba mi hermano hablando por teléfono.

—Agh, no por favor —Susurra y Hermes al percatarse de nosotros cuelga y se dirige a mi ventanilla.

—Karol, que bueno que te veo aquí porque no me iba a alcanzar el tiempo para ir y despedirme de ti.

—¿Adónde vas?

—A salir de la ciudad y... espera, ¿por qué conduces? Te recuerdo que no tienes licencia.

—De ahí venimos —Contesta Sophia antes que yo—Karol acaba de sacar su licencia de conducir.

—Hola Soph.

—Te echamos de menos en la casa Hermes. Ruggero ahora siempre está muy enojado y me suele regañar con mucha frecuencia. Pero no es algo personal, o eso espero. Ahora solo hay un buen científico y Ruggero se ha tenido que encerrar también en el laboratorio.

—No sabía que él supiera de esas cosas. —Digo y Hermes me responde.

—Ruggero sabe hacer de todo pero no le gusta ensuciarse las manos. Él también sabe hacer mezclas y armas misiles.

—Tal vez si regresan a la casa todo volvería a la normalidad...

—No.

—No.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now