• CAPÍTULO 61 •

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—¡Emboscada!

La alarma de seguridad suena y retumba en todo el edificio. Harry está asustado, recoge ropa suya y la echa en una mochila como si fuese a huir.

No comprendo lo que sucede hasta que escucho una explosión allá abajo y un tiroteo.

—¡Levántate! ¡Nos vamos!

—¿Quién es?

—¿Quién más?

»Ruggero«

—¡Date prisa! ¡El helicóptero está allá arriba!

Me pongo los tenis y rápidamente salgo tras él.
Las explosiones resuenan al igual que los gritos.
Me guía para que suba a unas escaleras pero me adelanto corriendo y cuando llego a la azotea veo a toda la gente armada allá abajo.

Y ahí estaba el rey, desatando una masacre entre todos sus hombres y por un momento me siento feliz de que me estén buscando.

Lanza otro explosivo y sé que necesito hacer algo para huir, pero ahorita mismo no encuentro solución.

Harry está distraído con el helicóptero, y la adrenalina corre por mis venas haciéndome huir de la azotea escaleras abajo.

—¡Karol! —Harry viene por detrás de mi y yo trato de correr más rápido.

No hay nadie en este piso y recuerdo a una personita en especial.
Voy a la área de prisioneros y de las llaves que le robé a Harry empiezo a buscar una que abra esta.

Simón se apresura a venir conmigo y se le ve que está emocionado.

—¡Es la llave roja Karol! ¡La roja!

Efectivamente la abre y Simón sale corriendo delante de mi.
Harry viene por detrás y sé que no la libraré, así que otro plan se me ocurre.

»Lanzarme por una ventana«

Estamos tres pisos abajo de dónde estábamos, el tiroteo se escucha allá abajo, tomo una silla para lanzarla por la ventana y romper los cristales.

Me asomo, eso ha llamado la atención de Hermes que sonríe y le señala a Ruggero dónde es que estoy.

Pasquarelli se apresura a querer entrar pero no se puede porque son muchos policías y en cualquier momento lo matarán. Cosa que a él no parece importarle tanto.

—No me hagas esto, por favor Karol —Harry me llega por detrás y me sujeta con fuerza llevándome de nuevo a la azotea.

He perdido de vista a Simón, seguramente le falta poco para llegar a la balacera y yo pataleo con fuerza para que me suelte pero me es imposible.

—¡Yo no nací para estar encerrada, Harry!

—¿¡Se te ha olvidado todo lo que pasó anoche!? No te dejaré ir así de fácil.

—¡Suéltame!

—¡No!

—¡Huye conmigo! ¡Harry! ¡Huyamos juntos! ¡Yo te daré una vida de lujos!

—Claro que huiremos —llegamos a la azotea—Pero será a mi modo.

Rápidamente me sube al helicóptero y fue suficiente para que el piloto pusiera marcha.
Me asomo por la ventanilla y tomo un fierro para estrellarlo y lanzarme, pero Harry me sujeta con fuerza para que no lo haga y lo último que alcanzo a ver es a Simón con un lanza llamas en manos.

A unos cuantos metros de distancia se escucha otra exposición.
Han derrumbado el edificio. Los disparos cesan y no tengo idea de quién ha ganado la batalla.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now