• CAPÍTULO 75 •

1.1K 169 101
                                    

Estuve una semana entera con Bratt. Era mi compañero de asesinatos, mi compañero sexual y lo más importante, mi amigo.
Nuestros días juntos se resumían en cuatro simples cosas: Sexo, alcohol, drogas y sangre.

Faltaban cuatro días para que el mes de julio finalizara, o sea quince días para mi boda.
Por lo general suelo soñar cosas horribles, de hecho Bratt se acostumbró a levantarme cuando empezaba a gritar, pero esta noche había tenido un sueño en particular.

Era yo, con el vestido que tardé meses en escoger, caminando en el altar de la playa con el atardecer sobre nosotros.
De mi brazo no iba la señora Carmen, sino que iba Mason. Y como era de esperarse, al final del camino se encontraba él, con sus ojos de amor, así solía mirarme siempre.

—¿Éste? O este.

—La corbata negra te queda mejor.

—Tienes razón.

Nebraska, Lincoln.
Ese era nuestro nuevo paradero. Como lo dije, yo no duraba más de dos noches seguidas en una misma ciudad o en un mismo país.
La señora Carmen y Bratt se habían hecho muy grandes amigos, Smith solía intimidarla en forma de juego y ella de poco a poco se le fue perdiendo el miedo a sus inmensos brazos.

La cosa esta así, la señora Medina ahora era una prófugo así como yo. Admiro su lealtad hacia mi, es por eso que la semana pasada he hecho hasta lo imposible para trasladar a su hijo a otro sitio pues la policía no iba a tardar en encontrarlo.
Eso me gusta, me gusta que me sea fiel la señora Medina.

Tomo mi abrigo Gucci y me lo coloco porque le queda al conjunto que llevo puesto.
Es de noche, me subo a mi Bugatti y espero a que Bratt venga por detrás de mi. Se sube al asiento del copiloto.

—Karol, Luz me ha estado llamando mucho, necesito regresar con ella.

—¿Qué? ¿Te atreves a poner a esa antes que a mi? —mi tono es de chiste, pero lo cierto es que no quiero que se vaya porque sino estaré sola con la señora Carmen y la depresión me volverá—Deberías de quedarte una semana más y ya.

—Puede sospechar, no me conviene que eso pase.

—Dale Bratt, nos la estamos pasando muy bien.

—Mira Karol, si haces esto por el dinero yo podría...

—Hago esto por diversión, si fuera por el dinero me sería más fácil robar un banco —arranco—Además hoy tiraremos de un premio gordo.

—Otro Moore —sonríe—No puedo creer que vayas contra todo su árbol genealógico.

—¿Qué te puedo decir?

—No te dedicarás a esto toda tu vida, ¿cierto?

—Puede. Mira, la verdad no tengo un lugar fijo. Además me gusta visitar nuevas ciudades.

—Te cansarás.

—Tal vez, pero por ahora estoy bien —me alzo de hombros—¿Te conté que dentro de muy poco me caso?

—¿Asistirás a tu boda?

Me río.

—Iré si vienes conmigo y gritas: "¡Yo me opongo!"

—Vale vale, me parece muy tentador. Pero hablando en serio, todavía usas ese anillo de compromiso. ¿Hasta cuándo te lo quitarás?

—¿Quitármelo? Jamás, es un símbolo de amor —le sonrío coqueta—¿Y tú? ¿Te animas a tener crías?

—¿Hijos?

—Si.

—Oh, yo... yo no, no me veo como padre.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now