• CAPÍTULO 68 •

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Aquí en este sótano no hay nadie, no hay más personas encerradas en celdas porque esas se encuentran en otro sitio.

Simón y las niñas observan como Agustín y Dalton amarran a los infiltrados con cadenas colgando del techo.
Por otro lado yo afilo mi cuchillo favorito para la ocasión.

—Hola, soy Lily.

—Soy Simón.

—Lo sé, he escuchado hablar de ti pero no tenía idea de que serías más guapo en persona.

—Lily, aléjate de él —le advierto, pasando por en medio de ambos para separarlos y poder estar frente a los infiltrados—Muy bien chicos, hagamos esto más fácil y con menos sangre.

—No te diremos nada —contesta Jessica Sánchez y me concentro en ella—Eres un maldito infeliz, violaste a mi compañera y mereces ser arrestado. 

—Debieron de haber pensado en eso antes de haber entrado —doy un paso enfrente y descaradamente le meto la mano al agente Mateo en el pantalón encontrando fácilmente lo que buscaba—¿Me creen estúpido? —aplasto el micrófono escondido con el zapato y vuelvo con Jessica—Ya he desnudado a la detective Hannah así que sé que ustedes dos no tienen micrófonos. Es lógica. El General Moore sabía que las podrían violar y no tomó esos riesgos, un aplauso.

—Hijo de perra.

—Iré al grano. Dónde está mi mujer.

—No sabemos, es confidencial su paradero.

—No me gusta que no contesten bien a mis preguntas. A ver, lo haré de vuelta —suspiro—Agente Mateo Espinosa, usted me dirá dónde está mi mujer ¿verdad? Porque sino le pasará lo que le pasó a su amiga.

—¿Cuál amig...? —No lo dejo terminar la frase porque tomo un bate de béisbol y le reviento la cara a Jessica. Sus gritos resuenan todo el sótano y es música para mis oídos.

Hannah comienza a entrar en pánico, Mateo está asustado y Jessica tiene rota la nariz y con probablemente un derrame cerebral.

—¿Ahora sí me dirá? —sonrío, amo sentirme superior.

*•*•*•*•*•*•*•*

Después de dos horas, la agente Jessica contaba con sólo un dedo en cada mano, sin sus dos orejas ni la pierna izquierda.

Hannah tenía tres apuñaladas en el abdomen, una cortada profunda en el rostro y le faltaban los pulgares.

Pero Mateo... Mateo ya había muerto.

¿Y qué conseguí?

—Karol está en una prisión ultra secreta rodeada de seguridad muy armada —les digo a los demás—No sirvió este interrogatorio porque no dijeron nada.
Si es verdad lo que dicen, estoy muy orgulloso de que Sevilla necesite tanta seguridad.

—El general Moore come de la mano de Karol —me contesta a regañadientes Simón—Te están engañando.

—Antes si... —lloriquea Hannah—Pero desde la emboscada que dieron en la central, Karol intentó huir y eso enfadó a Moore. Como castigo la ha puesto en un lugar desconocido hasta para nosotros.

No sé si miente, pero le estoy creyendo.

—Bien, es hora de irnos —suspiro—Madison desaste de la agente Jessica.

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora