• CAPÍTULO 82•

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Sol, viento, un martini y la compañía de mi novia y mis hijas. Eso hubiera bastado para sentirme bien en estas pequeñas vacaciones pero...

—¡Más a la orilla Simón! ¡No! ¡Ahí no! ¿¡Nunca has navegado un yate!?

—¡Papá deja de intimidar a mi novio!

—¡No Ruggero! ¡Jamás en mi vida había navegado un maldito yate! —Simón me grita y yo me enfurezco—Sé controlar el volante ¡pero no sé qué son los botones estos!

Karol se va junto a él, y como si fuera arte de magia ha logrado mantenerlo en modo automático. ¿No que no sabía...?

Ella le dice algo a Simón que lo hace reír, esperen, ¿se ríen de mi?
Necesito con urgencia volver a tomar mi papel de rey, no es posible que me quieran tomar el pelo.

Voy hacia ellos, Simón me fulmina antes de marcharse con Lily.

—No deberías estar tan enojado, deberías disfrutar este viaje.

—Esos dos me estresan mucho.

—Vale vale, te abriré los ojos —sujeta mi mano y silenciosamente nos escapamos a la parte de atrás donde no hay nadie y nadie nos ve—Quieres mucho a tus hijas, ¿cierto?

—Si.

—Entonces deberías estar feliz que personas que tú conoces y que sabes que son dignos porque uno estuvo y otro está en tu élite son sus novios. No hay nada de qué preocuparse, los conoces bien, tienes sus historiales médicos y sabes la manera en que se comportan. Prácticamente los tienes vigilados como si fueses un espía.

—Por eso mismo Karol, porque sé cómo son y sé hasta qué punto pueden llegar.

—¿Agustin y Simón suelen tener novias seguido?

—¿Qué?

—Digo, ¿son mujeriegos?

Me quedo pensando.

—No, no lo son —suspiro—Muy pocas veces salían a ver a mujeres para que les bailaran, pero era muy raro que hicieran eso. Solían enfocarse más en sus trabajos, y cuando a Simón le gustaba una chica...

—Era tan romántico —termina por mi, y me sonríe—Ese ya no es Simón, ¿lo sabes?

—Si, lo sé.

—Pero tal vez Lily pueda ayudar a Simón a que sea de nuevo como era antes. A que ya no sea amargado, a que le guste vivir la vida al cien.

Recuerdo que cuando llegamos fue Simón quien educadamente ayudó a subirse al yate a Lily.
También cuando empezamos a navegar, ella casi se cae y Simón la sostuvo para que no pasara. Yo vi que él estaba al pendiente de ella en todo momento.
Sonrío, creo que tiene razón acerca del comportamiento de Simón.

—¡Pero Agustín...! —se echa a reír—No te rías Karol, Agustín es un sin vergüenza. ¡Se burló cuando Madison se cayó!

—Vale vale, pero Madison se vengó y lo tumbó a él también —acaricia mi hombro—No todas las relaciones son iguales. Ya te vas dando cuenta que la de Lily es más formal y la de Madison es divertida. Eso es bueno, es bueno que vayas conociendo las relaciones de las niñas. Llegarás a un momento de mucha confianza donde hasta ellas mismas te platiquen lo bien que se la pasaron en sus citas, ¿por qué? Porque ese es el punto, darles confianza, confianza para que no se escapen, para que no hagan todo a escondidas. No para que un día vayas a verlas por la noche y no las encuentres, y aun peor, que no sepas dónde están.

—Confianza —saboreo la palabra—Tienes razón, es bueno conocer a sus parejas y es bueno saber que ambos son de alto nivel tanto social, económico e intelectual.

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora