• CAPÍTULO 44 •

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Karol Sevilla

Bajo de mi lujoso Bugatti tomada de la mano de mi apuesto novio que luce un elegante traje negro.
Yo porto un vestido dorado muy corto pero hermoso que me hacía lucir mis largas piernas y los hermosos tacones de punta fina. Todo esto ha sido un obsequio de él para mi.

Me siento como una mujer famosa robando la atención de todos. Me siento como las chicas de las películas que sus vidas están llenas de lujos y felicidad.
Pero es porque así me hacía sentir Ruggero. Me hacía sentir como una verdadera reina.

—Vamos tarde —le reprocho y éste se ríe—Llegaríamos temprano al evento de los niños sino te hubieras detenido en la carretera para cogerme.

—Valió totalmente la pena.

—Te mataré si no encontramos un lugar enfrente disponible.

—Tranquila, no es para tanto.

Trata de reprimir su risa pero le es imposible y eso me hace sonreír.
El evento donde los niños van a bailar es en un teatro enorme. Yo creí que sería en un lugar pequeño porque Hermes nunca mencionó de no sólo pasarían los de preescolar. Sino también alumnos de primaria y secundaria. Así que tendremos que ver a muchos bailar antes que mis sobrinos.

Ruggero le da órdenes a sus hombres para que rodeen la zona y que algunos se filtren aquí en el teatro para mantenernos vigilados.
Mi madre vino, por lo tanto también la madre de Ruggero porque ya son amigas y ya que somos muchos, él quiere que estemos bien protegidos.

Después de que les dio instrucciones, me tomó de la cintura, se acercó a mis labios y me besó.
Gustosa de la vida lo recibí y recordé que la chica Natalia había querido venir pero la he tenido que dejar en su lugar y decirle que era un evento familiar.
Ruggero se ha puesto feliz al saber que yo personalmente lo había invitado y que según él, ya lo consideraba de la familia.

Enrolla su brazo con el mío para buscar los lugares y Valentina nos hace señas con las manos porque nos había apartado unos asientos.

—Hola —la saludo de beso y admiro su precioso vestido—¿Y mi hermano?

—Todo es un caos Karol. Helios ha roto su vestuario y ahora tu madre está cosiéndolo.

—¿Cómo? ¿Lo ha hecho a propósito?

—Si. No quiere participar. Además Apolo se ha puesto en posición berrinchudo y no le habla a nadie, pero tampoco se mueve porque está sentado en el piso y se está ensuciando.

—¿Dónde están?

—Los acompaño. Los lugares ya están apartados así que no hay problema.

Ruggero y yo nos miramos antes de seguirla hasta atrás del escenario, casi por los camerinos, y lo que admiraban mis ojos era un total desastre.
Helios estaba en ropa interior burlándose de su abuela porque se le dificultaba el coser el disfraz.

Por otro lado, Apolo estaba vestido tan adorable de osito de felpa y la cara de berrinchudo lo hacía ver más lindo.
Antonella estaba a su lado haciéndolo entrar en razón pero él ni la miraba.

—¡Y si vas a bailar!—le gritó Hermes a Helios. Que mi hermano grite significa descontrol total.

—¡No!

—¡Que sí! ¡Es una orden de tu superior!

—¡No!

—Señor, no es bueno que le grite al niño —parece ser que es una maestra la que está con ellos—Es sólo un bebé.

Tú, Yo y El Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora