WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)

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MALAS NOTICIAS
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Después de la final de Quidditch, llegaron los peores exámenes: los TIMOS.

Literalmente me olvidé de todo lo demás en el mundo y solo me concentré en ellos, especialmente en aquellas asignaturas que podrían requerir las calificaciones más altas en algunas profesiones. Puse la mayor parte de mi atención en DCAO, Encantamientos y Transformaciones.

Herbología, sin embargo... no era mi fuerte, así que solo esperaba sacar un Aceptable.

Me encerré en la sala común de Slytherin y solo la dejé para tomar algún café en el Gran Comedor.

Durante toda una semana, no supe nada de los Gryffindors. Incluso Liv, parecía más cómoda entre todo este lío, ya que los Ravenclaw estaban demasiado concentrados en tener las mejores notas como para molestarla.

La hora anterior a mi examen de Pociones, decidí dejar mi dormitorio e ir a la biblioteca ya que los estudiantes de primer año hacían mucho ruido en la sala común. Cuando llegué, estaba casi llena pero al mismo tiempo, mortalmente silenciosa.

Vi a un grupo de Hufflepuffs casi llorando mientras leían sus libros, un grupo de Slytherin escribiendo en silencio y un grupo de Gryffindors que, sorprendentemente, también estaban calmados y en silencio.

En una de las mesas, sola, estaba Granger, la amiga de Potter nacida de muggles. Ella notó mis ojos en ella y cuando me miró, se sonrojó horriblemente. ¡Pobre niña!
Sonreí y le guiñé un ojo y ella se concentró de nuevo en su libro con los ojos bien abiertos y las mejillas más rojas que nunca.

Me senté lo suficientemente lejos de la mesa de Gryffindor, cerca de una sección llena de libros de Pociones a pesar de que estaba estudiando con el de mi tío.

Alguien tocó mi hombro e inmediatamente me di la vuelta. Snape me miraba con su habitual rostro serio, pero sus ojos brillaban con pura preocupación y sorpresa.

— ¿Puedo hablar contigo, Arambella? — dijo con calma y con una voz suave tratando de no llamar la atención de nadie más, pero no funcionó ya que en menos de un segundo todos los ojos estaban puestos en nosotros.

— Claro, profesor.

Puse mi bolso en mi hombro y lo seguí hasta el pasillo vacío.

Mientras estaba de pie frente a él, suspiró profundamente como si estuviera debatiendo consigo mismo si hablar o no.

— Por la relación que nos une, quería ser yo quien te diera esta noticia antes de que tus compañeros pudieran decirte algo — comenzó sin mirarme directamente a la cara.

Confundida, me acerqué a él y crucé los brazos frente a mi pecho.

— Tu madre intentó escapar de Azkaban.

Oh no.

Mis piernas empezaron a temblar y sentí como mi boca se secaba y como mi alma casi abandona mi cuerpo. Esa era, de lejos, la peor noticia que alguien me podía dar.

Snape me agarró del brazo para asegurarse de que no me cayera o me desmayara.

— ¿Qué? ¿Ella-? ¿Ella-?