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2 DE MAYO DE 1998
AVISO; violencia explícita
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Fred se derrumbó contra el suelo, con los ojos cerrados y provocando un golpe tan seco que sentí como se escapaba el aire de mis propios pulmones. 

— ¡George! — exclamé agarrando la manga del gemelo y apuntando en la dirección de Fred. George palideció e inmediatamente comenzó a correr hacia su hermano, tratando de evitar las pocas maldiciones que surcaban el aire y conmigo pisándole los talones.

Los dos nos arrodillamos en el suelo viendo cómo Fred seguía sin moverse. 

— No, no, no, maldito imbécil, será mejor que no me dejes, maldito idiota —  George comenzó a murmurar nerviosamente cuando sentí que las lágrimas comenzaban a agruparse en mis ojos mientras abría un poco la camisa de Fred para que pudiera respirar mejor. 

Si es que aún podía tomar aire...

Por Merlín, debería ser yo... Debería ser yo, no él. 

— Será mejor que no dejes a tu chica ahora cuando te acabas de confesar, maldito idiota, no me jodas así — protestó George de nuevo, tratando de encontrar el pulso de Fred en su muñeca mientras sentíamos a todos los Weasley corriendo hacia nosotros y haciendo un pequeño círculo a nuestro alrededor.

Rompí a llorar, presionando mi cara contra su pecho. 

No me dejes, no me dejes, no me dejes. 

Debería ser a mí, no a ti. Debería ser yo. 

Toda la alegría que minutos antes había inundado mi corazón se había disipado y ahora era reemplazada por un vacío agudo y doloroso.

— No te atrevas a dejarme, Fred Weasley — sollocé, con la tela de su ropa apretada entre mis manos. — ¡Me prometiste que no me dejarías! ¡Me lo prometiste!

Mis lágrimas comenzaron a mojar su jersey cuando George comenzó a frustrarse aún más, ya que todavía estaba luchando por encontrar el pulso de Fred.  Percy Weasley, detrás de nosotros, miraba la escena con la respiración increíblemente errática, como si estuviera a punto de desmayarse, y el resto de los Weasley, Liv y Pauline contenían la respiración, tratando de contener las lágrimas. 

— No me dejes, Fred. Te amo demasiado como para dejarte ir. Te amo demasiado como para perderte, por favor — sollocé, ahogándome con mis propias lágrimas. — Al menos llévame contigo. Por el amor de Merlín, Fred, llévame contigo. No puedo vivir sin ti. Por favor, Freddie, por favor.

Entonces lo escuché. 

Su corazón. 

Latía. 

— ¡ESTÁ LATIENDO! — anuncié, increíblemente nerviosa y aliviada. 

— ¡TIENE PULSO! — George gritó al mismo tiempo, con lágrimas cayendo por su rostro y con sus dedos alrededor de la muñeca de su gemelo. 

Fred respiró hondo, abriendo ampliamente los ojos, con el rostro lleno de polvo y algunas manchas de sangre. 

— ¡La madre que parió a Merlín! ¿Qué cojones? — estalló, tratando de tomar aire.  Se sentó con la espalda recta lo mejor que pudo y nos miró a todos, un poco confundido, concentrándose especialmente en mí y palideciendo al ver mis lágrimas. — ¿Quién ha muerto?

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora