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LIBERTAD RESTRINGIDA
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El tiempo siguió pasando y, de repente, ya era mi segunda semana en la Casa Black. Comenzaba julio, el verano en Inglaterra hacía su entrada y llegaban muy pocas noticias...

Cuatro días a la semana, cuando Remus se pasaba por la casa, practicábamos algunos de los encantamientos avanzados y hablamos sobre nuestras cosas. Nunca pensé que hablaría con un profesor sobre detalles de mi vida personal, pero él era una de las pocas personas con las que podía hablar allá.

Por otra parte, me volví mucho más cercana a Tonks, quien cada vez que estaba aquí, me llevaba a la ciudad para tomar un par de cervezas y disfrutar de la vida como una adolescente normal.

Sorprendentemente, también comencé a hablar con Hermione. Como teníamos que compartir habitación, en mi tercer día me pilló mirando una de las fotos que tenía con Liv y Cedric, de un día que nos juntamos durante las vacaciones en el verano del tercer año, y la expresión de mi rostro debió de ser devastadora porque se sentó a mi lado y se ofreció a escucharme y tratar de ayudarme si lo necesitaba. Fue a partir de ese momento donde empezamos a tener bastantes buenas charlas antes de ir a dormir.

También seguía llamando a Liv una vez cada dos días en desacuerdo con la Sra. Weasley, quien lo consideraba demasiado peligroso, pero aún así se me permitió porque Black pensó que sería bueno para mí. Remus, quien era el que realmente tenía autoridad sobre mí, estuvo de acuerdo en dejarme salir, pero la Sra. Wealsey le convenció en que era mejor si alguien me acompañaba "por si me pasaba algo"; así que el pobre George siempre tenía que seguirme por Londres porque obviamente, nadie confiaba en que Fred me cuidaría y la pequeña Weasley y Hermione ni siquiera podían usar sus varitas, así que no había nadie más.

— ¿Puedo hacerte una pregunta, Remus?— comencé mientras me sentaba en el escritorio y encendía un cigarro. Sirius nos había dejado a Remus y a mí practicar en el tercer piso del edificio ya que solo habían estudios.

— Claro — respondió mientras ponía un vinilo de música en el gramófono. Nuestra clase del día había terminado, así que, como de costumbre, simplemente nos sentamos allí descansando y charlando.

— ¿Por qué Sirius aceptó a tenerme aquí? Se ve de sobra que no le gusta Snape y realmente no puedo colaborar con nada de la Orden —

Remus pareció pensar en su respuesta; — Creo que le recuerdas a su hermano Regulus. Él también era un Slytherin, pero sucumbió a las ideas de sus padres de unirse a los Mortífagos y cuando quiso dar un paso atrás ya era demasiado tarde y ellos, bueno, se vengaron... Sólo tenía dieciocho años — dijo suavizando su voz. — Creo que aunque Sirius odie a Snape, es capaz de ver que no eres como él, que eres solo una niña que lleva consigo los crímenes de su madre.

— Ojalá no fuese así... Me pregunto cómo sería si la vida me hubiera tratado un poquito mejor.

— No serías tú misma, Lilith. Los momentos, buenos o malos, en nuestra vida moldean nuestra personalidad y quiénes somos. Aunque te duela, también te ayuda a conocerte a ti misma.

Un breve silencio se impuso en la habitación.

— Si no te importa, también tengo una pregunta para ti. Se trata de tu tío, así que si no quieres responder, está bien.

Snape no era el tipo de tema del que me gustaba hablar con nadie, pero como Lupin había respondido a mi pregunta, estuve de acuerdo.

— Adelante.

— ¿Qué pasó entre ustedes dos para que seáis tan distantes el uno con el otro? Quiero decir, sé que Severus no es la persona más cariñosa, pero recuerdo lo orgulloso que solía estar de ti cuando naciste y ahora, perdóname, pero parecéis incluso desconocidos...

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora