WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)

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INTERROGATORIO EN EL MINISTERIO

Atención: violencia y amenazas de agresión sexual (no explícito)
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Se escuchó un jadeo por parte de toda la multitud y de repente todos los invitados estaban tratando de escapar y desaparecerse de la marquesina. Mis ojos se encontraron rápidamente con los de Hermione y la agarré de la muñeca, haciendo que se concentrara en mí;

— Ve a por Harry y a por Ron e iros de aquí — le ordené sonando más seria que nunca. — Vosotros tres sois su principal objetivo, podremos distraerlos.

— Pero... ¿pero tú? — tartamudeó con sus ojos llenos de preocupación.

— ¡Estaremos bien, date prisa Mione!

Ella asintió con la cabeza y seguidamente una sombra negra irrumpió dentro del lugar, dejándome petrificada.

Maldita sea.

— ¡Hermione, ya! — grité mientras agarraba mi varita y trataba de redirigir el hechizo que le habían lanzado.

Los rostros de los Mortífagos aparecieron frente a nosotros con su aires de superioridad y sus sonrisas mortales, listos para la pelea. Entre el caos, vi cómo Harry trataba de proteger a Ginny mientras que Remus lo detenía, obligándo a marcharse junto a Ron y Hermione. Tan pronto como me aseguré de que habían desaparecido, me di la vuelta lista para enfrentarme a esos malditos bastardos.

Mis ojos distinguieron a Dolohov, Yaxley, Goyle y otros tantos más que ya eran bien conocidos por la Orden.

A lo lejos también pude distinguir cómo uno de los hermanos Lestrange estaba a punto de maldecir a Fred y, desde la distancia, le apunté con mi varita con furia.

No con mi hombre, maldito hijo de puta.

— ¡EXPULSO! — maldije en voz alta, haciendo que el inmundo mortífago saliera volando y acabase golpeado contra el suelo.

Algunos otros Mortífagos a nuestro alrededor parecieron reconocerme porque en cuanto me vieron apuntando a Lestrange, se acercaron a mí, y antes de que pudiera atacarlos, uno de ellos me agarró del cabello violentamente, casi haciéndome arrodillarme en el suelo.

— Mira eso, si es la niñita de Snape...— se burló Avery, arrastrando las palabras como un veneno y pegándome a su cuerpo. — Qué hermosa es la Pequeña Circe, ¿eh?

— Si no fuese la putita de la Orden, hubiera sido tan buena follada, ¿no es así? — Selwin rió histérico.

Mi respiración se volvió más pesada y desordenada mientras tragaba, sintiéndome absolutamente disgustada por ambos.

— Quitarme las manos de encima, malditos idiotas — murmuré con la rabia ardiendo en mis venas.

— ¿Crees que Circe se enojaría si nos divertimos un poco con ella? — Avery acercó su rostro al mío, ignorando mis palabras y enviando escalofríos de puro terror por todo mi cuerpo. — Aunque sea una mestiza no está nada mal... Además, solo tiene 19, imagina lo apretada y bien que se sentirá...— susurró mirándome directamente a los ojos.

Por favor, que esto pare.

Estaba a punto de escupirle en la cara cuando escuché una voz ensordecedora, con pura furia inundando sus palabras;

— ¡ATRÉVETE A REPETIR ESO EN MI PUTA CARA, HIJO DE PUTA! — Fred estalló, rojo de rabia, viniendo hacia nosotros a pasos agigantados y con los puños cerrados.