91

9K 718 131
                                    

LOS SIETE POTTERS Y LOS OCHO PROTECTORES
_____________

Un par de semanas después, durante los últimos días de julio, acompañe a Hermione por petición suya a un lugar muy especial. Pero, a diferencia de la hermosa sorpresa de Tonks, la de Hermione fue mucho más amarga.  Debido a los recientes ataques dirigidos a familias muggle y al hecho de que sus padres eran un posible objetivo para los Mortífagos, Hermione había decidido hacer un movimiento audaz para protegerlos. La primera vez que me lo mencionó, me pareció una idea excesiva, pero al meditarlo durante unos segundos, finalmente estuve de acuerdo con ella. 

La chica iba a borrar todos los recuerdos que sus padres tenían de ella. 

Dado que era un momento difícil para Hermione, inmediatamente acepté ir con ella para mostrarle mi apoyo y mientras ella estaba dentro de la casa de los Granger, yo la esperé afuera en la calle, observando cómo nubarrones gris cubrían el veraniego cielo, haciéndolo casi parecer un día de invierno. Inglaterra no solía ser un país soleado, pero este clima gris era demasiado extremo incluso para nosotros y, aunque no quería pensar en eso, sabía que los Mortífagos eran la razón detrás de eso. 

Terminando mi cigarrillo y observando cuidadosamente toda la calle para asegurarme de que nadie sospechoso nos estuviera mirando, finalmente vi a Hermione salir de su casa con los ojos llorosos y las manos temblorosas. 

Inmediatamente fui a abrazarla y consolarla pues a pesar de que mi relación con mis padres era jodidamente caótica y traumática, entendía el amor que Hermione sentía por ellos y estaba bastante segura de que borrar su memoria había sido muy duro para ella. 

— Eres increíblemente valiente, lo sabes, ¿verdad? — le susurré, acariciando su espalda y escuchándola respirar profundamente. — Van a estar bien, Has hecho lo mejor que podías hacer para que estuvieran a salvo.

— Gracias, Lilith — tartamudeó con voz suave, abrazándome con tanta fuerza que pensé que me fusionaría con ella. 

— ¿Sabes lo que van a hacer ahora? — Le pregunté una vez que comenzó a caminar de nuevo, alejándose de su casa. 

— Iran a Australia. Fue el primer lugar que me vino a la mente y donde sé que van a estar seguros y al margen de todo lo que suceda aquí.

Asentí. Luego de un par de segundos en silencio en los que solo seguimos caminando, finalmente hablé de nuevo; 

— ¿A dónde vamos ahora?

— ¿Recuerdas el plan del que te hablé que tiene que ver con Harry?

Asentí de nuevo. 

— Bueno, es hoy. Voy a casa de los Dursley.

— Voy contigo — dije con bastante firmeza. 

Hermione se dio la vuelta brevemente para mirarme, frunciendo el ceño;  — ¿Estás segura? Puede ser peligroso, Lilith, y tal vez tengamos que enfrentarnos a los Mortífagos.

— Bueno, con más razón entonces. Además, si Dora va, ahora que está embarazada necesitará protección adicional.

Hacía unos días, Tonks había llegado a la Madriguera más pálida que nunca pero con una gran sonrisa en su rostro, manos temblorosas y respiración errática. Me confesó sobre su embarazo en un tartamudeo bajo y tenue que luego se convirtió en lágrimas de pura alegría.
Yo no podía estar más feliz por ella, pues si había alguien con el corazón ran grande como para dar el suficiente amor para criar a un bebé, esa era Tonks.

También estuve con ella cuando se lo anunció a Remus, quien no pudo evitar soltar una o dos lágrimas de emoción. 

Pero, a pesar de que sabía que iba a ser el mejor padre del mundo y que amaría a ese bebé con todo su corazón, también sabía que estaba preocupado por haberle transmitido su licantropía al niño y se culpaba por haber puesto a Dora y a su propio hijo en esa situación. Incluso me confesó que una de las muchas razones por las que había insistido tanto en adoptarme como su hija era porque nunca pensó que tendría hijos propios. 

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora