En el momento en que el pequeño tirano de los nobles, Roel Ascart, vio a su hermanastra, recupero sus recuerdos.. Se dio cuenta de que estaba en el mundo de un juego de chicas que jugó en su vida anterior. Para empeorar las cosas, ¡era el villano má...
En el palacio real, una doncella de cabello gris estaba tratando de controlar su entusiasmo mientras se dirigía hacia los aposentos de su ama. Este fue un día extremadamente significativo para Mia, ya que había estado esperando con ansias, pero al mismo tiempo sintió un poco de melancolía.
Este era el día en que Su Alteza Nora cumpliría la promesa real y se convertiría en la protectora del sucesor de la Casa Ascart, Roel Ascart, a través de una gran ceremonia.
Mia, como doncella personal de Nora, se sintió alentada por esto.
El papel de "sirvienta personal" era un puesto especial dentro del hogar. Debido a la naturaleza del trabajo, tenía requisitos estrictos y solo se eligió la crema de la cosecha. De hecho, cuando se trataba de los sucesores de las principales casas nobles y de la familia real, casi se garantizaba que su doncella personal también sería alguien de considerable prestigio.
Mia no fue una excepción a la regla. A pesar de ser la sirvienta personal de Nora, en realidad procedía de una casa noble y su padre ocupaba un puesto importante en la corte real. Su papel como sirvienta personal de Nora le había reportado importantes beneficios a su casa: su padre había sido ascendido y su hermano mayor también había recibido el reconocimiento de la familia real.
Sin embargo, a pesar de todo eso, Mia se fue distanciando gradualmente de los miembros de su familia. Los humanos tendían a ser los más sensibles en sus años de adolescencia, y fue a esa edad que tuvo que entrar al palacio real sola. Se enfrentó a una buena cantidad de dificultades e indignaciones, pero no tuvo más remedio que enterrarlo todo en su corazón porque no tenía parientes a su lado.
Incluso en las escasas vacaciones en las que podía volver a casa para visitar a su familia, sus familiares parecían estar mucho más preocupados por los movimientos de la familia real que por su bienestar. Su padre la instruyó una y otra vez para que realizara su trabajo correctamente, para honrar a la familia, y sus hermanos hablaron con ella solo para buscar mejores trayectorias profesionales.
A veces, Mia sentía que en lugar de ser un miembro de la familia, era más una herramienta para su familia. Su sentimiento hacia sus familiares se había debilitado inevitablemente a lo largo de los años, pero eso no podía detener su deseo de amar y ser amada.
Así, confió sus sentimientos a Nora, con quien había crecido desde muy joven. Años de acompañamiento mutuo la habían hecho sentir como la hermana mayor de Nora, aunque tenía suficiente autorrealización en ella para saber que era arrogante por su parte pensar de esa manera. ¿Cómo podría estar a la altura de la elevada posición de Nora? Pero, a pesar de que su mente racional le decía lo contrario, sus instintos la llevaron a actuar teniendo en cuenta los mejores intereses de Nora, y por eso decidió hacer un movimiento.
