1. Infelizmente Feliz

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Cerré los ojos para evitar que mis lágrimas caigan al suelo infinito, sentado en un banco del hospital me quede esperándo que despertara.

Cada segundo que pasaba se hacía eterno y de solo imaginarla ahí postrada en esa cama hacía que mi corazón se destruyera, si pudiera cambiar de papeles lo haría, todo para que ella sonriera. Porque para mí, un final feliz seria poder ver su sonrisa, esos ojos transformándose en ligeras líneas. 

Y pude entenderlo, mientras más felicidad tenga, la manera en ser destruida sería tan simple, ¿por qué?, porque con solo un acto malo podría acabarse mi felicidad, para mí ella era eso, ella era mi felicidad y mi tristeza.

¿Qué si suena ilógico?, pues sí, suena así, pero ella era eso, ella podría curar cada jodida herida, pero también podría crear una.

Antes de lo ocurrido...

Sentí como unas manos pequeñas me tocaban la espalda, se movían con una pequeña fuerza pero con un movimiento rápido, y la verdad era el mejor despertador que podía tener, abrí mis ojos suavemente y lentamente, parpadeé cuando escuche los gritos de mi hermana.

—¡Thiago, es tarde! 

Cuando ella dejó de agitar mi espalda me senté al borde de la cama. 

—¿Qué hora es Diana? —pregunté.

—Son las 6:37 de la mañana —contesto.

Puede que a mucho les parezca temprano, pero para mí no tanto, es una costumbre que tengo de levantarme rápido.

Porque solo yo cocino en esta casa.

—No es tarde, pero igual, gracias —dije sobándole la cabeza no tan suave.

—¿Por qué estás tan cariñoso? —quito mi mano de su cabeza—. Me despeinas.

—Pero si ya estás despeinada.

—¿Qué?, pero si me acabo de arreglar el cabello.

Guarde silencio, decirle algo en este momento solo provocaría que se enoje, y ella da miedo cuando se enoja.

Diana se retiró del cuarto cerrando la puerta, ya era momento de alistarme para entrar a la escuela y no es por presumir, pero nunca llegue tarde a ningún lugar. La esencia de Thiago.

EMILY

—¡Emily despierta ya, no vez que ya esta tarde!

No dude ni un instante en levantarme de la cama al escuchar a mi madre furiosa y ¿Quién no verdad?, muchas personas tenían como alarma su celular o su despertador, pero yo no, yo tengo a mi madre y sus gritos matutinos.

Aunque es la única manera de poder escucharla.

Tome mi celular que estaba cerca, me dispuse a ver la hora.

—¡Joder son las 7:40 de la mañana!, porque demonios me quede hasta tan tarde despierta —me reproche.

Me levante con apuro y corrí a alistarme, al terminar baje las escaleras mientras observaba a mi madre con un vaso de jugo de fresa en mano y un pan el cual tome para salir corriendo.

Dé repente me detuve al ver que no tenía mi maleta en la espalda, voltee y vi a mi madre dándole mi maleta a mi mejor amiga para que me lo alcanzara.

Ella venía corriendo hacia mí con mi maleta en la mano, al tenerla ya cerca le di una sonrisa de ángel.

—Otra vez tarde Emily —reprocho ella agitada.

—Tú no te quedas atrás Sofia —comenté alzando una ceja.

—Yo llego tarde porque te espero para ir juntas, lo voy a dejar de hacer porque siempre me perjudicas.

INFELIZMENTE FELIZWhere stories live. Discover now