9. Un nuevo amigo

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THIAGO

—¿De qué hablas? —pregunto inquietante Rodrigo.

Guarde silencio para poder ver como debía resolver esto. ¿En qué momento me paso eso por la mente decir eso?, tengo que resolver esto.

—Es broma —mentí, carcagee un poco para hacerlo aún más real.

Pero que él me vea carcagear solo hizo que él entre cierre los ojos, no moví mi un solo músculo, después de algunos segundos el encogió los hombros.

—No sabes ni hacer buenas bromas.

—Tienes razón —me detuve—. Mejor cállate y sigamos con esto.

—¿Sabes que te hubiera hecho Emily si escuchara esa broma?

«Me mataría»

—Que te calles, sigamos haciendo esto.

—Por ser bueno te dejare sostener el recogedor —me ofreció el recogedor.

Resolple, pero lo tome de mala gana.

—¿Por ser bueno? —bufé—, te recuerdo que todo esto es por tu culpa.

—Tengo mis razones, Thiago.

—Que seas malo al patear la pelota no es una excusa.

—¿Cómo sabes que fui yo el que pateó la pelota?

—Lo supuse.

—¿Me estuviste espiando?

—No tendría razones para hacer eso, mejor cállate y barre.

Él hizo con su mano una señal de amor y paz, a lo que yo chasque la lengua.

Mientras el barría me tome la molestia de jugarle una pequeña broma, sonreí un poco ante mi maléfico plan.

Mientras él estaba de espaldas barriendo tome la bolsa negra, dónde estaba todas las hojas y desechos que había recogido, vacíe la bolsa, el volteo al escuchar el sonido de las cosas.

—¡Hey! —exclamo Rodrigo.

—Huy, lo siento, se me callo —di una risa chueca. Joder, fastidiarlo es una buena manera de perder el tiempo.

—¡Hey ustedes! —apareció el auxiliar—, se ve que están de buen humor — cruzo los brazos—, pues si tienen tantas ganas de limpiar, limpiaran también los pasillos.

—Yo soy la víctima aquí —comento Rodrigo, fulminándome con la mirada.

—Los dos —recalco el auxiliar.

Rodrigo me dió una mirada asesina mientras yo hacía lo mismo. Ambos de mal humor.

EMILY

Hoy las clases fueron exhaustas, pero ya acabaron, ahora podía llegar a casa y ver unas cuantas series y si es mejor una maratón.

Caminaba hacia la salida de la escuela, junto a mi estaba Sofía quien me hablaba de sus libros, a ambas nos gusta lo que nunca nos pasara, una vida de película o de libros.

—Las clases de estoy estubieron aburridas, no le encuentro sentido —suspiró ella.

—Bueno, yo pude llegar a entender algo —suspiré.

Mientras pasamos por los pasillos finales, escuchamos algo que nos intrigo e hizo que nos estuviéramos. Lose, somos muy chismosas.

—Oye viste a los de la primera clase limpiando los pasillos y el patio —dijo la chica que sostuvo la muñeca de Camila la anterior vez.

—¿Enserio? —dijo Camila entre risas.

Ellas dos estaban a nuestra lado, por lo que evitarlas tampoco sería una opción.

INFELIZMENTE FELIZWhere stories live. Discover now