37. Una linda historia con un final

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RODRIGO

Emily derramo otra lágrima.

Aún no entendía porqué lo hizo; si en este momento, el que está roto... era yo.

Pero, aceptaría sus sentimientos, porque eso la hace feliz, porque eso es lo que ella quiere. Aún así, hasta que no estés con Thiago, haré lo posible porque cambie de opinión.

—¿Por qué lloras? —pregunte.

—Porque Thiago no siente lo mismo, porque sé que él aún quiere a Samy.

—¿Cómo estas tan segura? ¿Él te dijo que la quería?

Ella negó.

—No —se limpió la lágrima que transcurrió desde sus mejillas, hasta sus labios—. Pero, Samy y Thiago hacen linda pareja ¿Acaso no los viste bailar? Estaban felices; Samy sonreía y él, él también...

—Basta.

—... él parecía ser el hombre más feliz.

La abracé, la puse entre mi pecho mientras ella se desahogaba; ella solo puso sus manos en mi espalda y sus lágrimas mojaba mi pecho; mientras ella se rompía, yo lo hacía también.

Ella podría usarmé como su pañuelo y no me importaría, dejaría que lo haga si solo así ella pueda desahogarse y sentirse bien después.

Pondría su tranquilidad por encima de mí y no me arrepentiría. Porque ella se lo gano. En todo este tiempo, solo ella me mostró un lado distinto a lo que estaba habituado. Me enseño que no todas las mujeres eran iguales, que a veces es necesario tener a alguien de tu lado para darte ánimos en tu camino; yo no tuve a mi padre, ni a mi madre, pero si a nuestro grupo, la tuve ella y eso fue lo que me hizo aún más fuerte.

Y no me importa lo que diga la mierda de sociedad, muchos me dirían que si la pongo por encima de mi es dependencia emocional; pero nadie entiende que ella me ayudo a sanar y si ella estaba rota; yo haría lo mismo por ella; porque ella me ayudo a empezar a ser feliz a pesar de todo lo que me sucedía y que no tenía nada que ver con ella; entonces yo haría lo posible, porque ella fuera feliz...

Solo desearía que fuera conmigo.

Ella fue tan terca que siguió insistiendo en entrar en mi vida y lo más ilógico, es que yo siempre quise eso.

Que fuera ella, porque es ella quien cree en mí. Es ella quién si te ve roto te ayudaría antes de ayudarse a ella misma. Y era mi turno, tal vez no puedo sanar su dolor, pero si puedo darle mi hombro para que llore, puedo estar a su lado para aconsejarla, puedo hacerle reír, puedo hacerle sentir mejor. Pero no puedo ser yo quien ocupe ese lugar que ella ya dio.

—Parezco tu hermano mayor, Emily.

—Perdón... solo que, duele amar a alguien que no te ama.

Lose, yo más que nadie se lo que se puede sentir; justo ahora, eso es lo que siento.

—Bueno, yo te puedo amar —señale.

Ella se alejó de mí estrecho las comisuras de sus labios y dijo:

—Gracias, por estar a mi lado.

—De nada Emi. Bueno, ¿nos vamos?

—Pero, ¿no veríamos el amanecer juntos? ¿Y lo qué deseabas que acepté?

—Es cierto, ya sé que quiero que aceptes —me detuve—. Quiero que salgamos todos juntos el tres de diciembre.

—¿Todos?, te refieres a nuestro grupo —asentí—, ¿por qué ese día? ¿Adónde? ¿Es una fecha en especial?

INFELIZMENTE FELIZOn viuen les histories. Descobreix ara