49. El momento llego

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RODRIGO

─Emilio, lleva a todos a casa ─ordenó el señor Corday.

─Rodrigo, esta es tu última oportunidad, ven a casa y olvidaré todo el escándalo que estás armando ─dijo firme mi padre.

Todos voltearon a verme esperando una respuesta. No sabía qué decisión tomar, Samy y Emily me ayudaron a llegar hasta aquí, pero tampoco tenía idea de cómo saldría adelante y ayudaría a mi madre si no tenía un sueldo fijo o donde establecerse.

Quería estar lejos de ese infierno, pero a la vez lo necesitaba.

─No tiene nada que pensar, el no regresara con usted ─contesto Samy─. ¿Cree que regresará con la persona que lo dañado durante años?, no lo permitiré ─le aseguro.

─El único que debe regresar a casa es usted ─salió a defenderme Sofia.

─Rodrigo, hijo, regresemos a casa ─insistió papá.

Y si regreso con él ¿en verdad cambiaría?

─Hijo, mi Rodrigo ─voltee a ver a la madre de Emilio─. No lo necesitas ─me aseguro.

─Si regresas a casa te aseguro que todo cambiara, te apoyaré en tus sueños de ser futbolista, internaremos a tu madre, iré a verte en todos tus campeonatos deportivos y sobre todo prometo darte más atención, pero regresemos a casa ─insistió─. Prometo cambiar por ti.

Sus palabras sonaban tan sinceras que me hacían dudar aún más.

¿En verdad él cambiaría?

¿Si solo mentía? ¿Cómo terminaría yo?

¿Pero si en verdad decía la verdad? ¿Si le doy una última oportunidad, él cambiaría?

─Es tu decisión Rodrigo, sabes que te apoyaremos ─se limitó a decir el señor Corday.

─¡No! ─grito Emilio─, Rodrigo ni pienses regresar con este sujeto ─señaló a mi padre─, ¿en serio dudas de tu respuesta? ¿Me estás jodiendo?

─Emilio es su decisión.

─¡No! ─volteo a ver a su padre─ ¡No papá! Rodrigo no va a regresar con ese sujeto ─me miró─. Recuerda todo, tan solo mira tus manos, recuerda cuando te tiró al suelo y piso tus manos cuando tú tomaste la pelota para venir a jugar conmigo, tan solo recuerda todas las veces que te golpeo con ese mismo palo que tiene en manos, tan solo recuerda cada jodido día que te comparaba con todas las personas y minimizaba tus esfuerzos, recuerda todas las noches que venias a casa solo para poder comer porque tu padre te castigaba sin comer por no ser el primer puesto en los exámenes ─se detuvo─ ¿Quieres que siga con todo el daño que te hizo este sujeto?

─Yo jamás le hice eso a mi hijo ─negó mi padre.

Pero era cierto, todo lo que dijo Emilio era cierto.

Lo único que quería es que no siga, así mi madre no pueda oír todo eso.

─Detente Emilio ─le pedí.

─No, vete a la mierda Rodrigo, ¿llegaste hasta aquí solo para regresar a esa cueva de golpes y humillaciones? ─se detuvo─ ¡Respóndeme malditasea!

─No ─conteste.

─¿Entonces qué demonios haces pensando en esa respuesta?

Y cuando volví a estar al borde del colapso, llego Emilio a gritarme, llego mi mejor amigo a decirme que estoy siendo estúpido al mostrarme débil frente a mi desafío.

─Una vez te rogué que te quedaras conmigo diez minutos ─le recordé a mi padre─, pero tú solo comenzaste a compararme con los demás, ¿alguna vez logre que te enorgullezcas de mi?

INFELIZMENTE FELIZTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon