19. ¿En verdad cambió?

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* ÉL DE LA IMAGENE ES EMILIO *

EMILY

Salí del cuarto de Thiago un tanto extraña, no entendí si estaba molesta o segura por lo que hice, no entendía como me sentía, bajé las escaleras y vi que varias personas seguían bailando como si hoy fuera su último día de su vida.

Deje de observarlos para luego irme a uno de los mini bares que habían en esta fiesta, tomé tres vasos de Tequila mientras me acordaba todo lo que me dijo Thiago hace unos instantes.

¿Qué le pasaba?, se que puede tener razón, pero aún así me molesta como lo dijo, así como si nada, como si besar a una chica fuera cualquier cosa. Pero ¿Estaba molesta solo por eso?

No me entendía.

Pero la culpa no era de él, ambos participamos de ese juego estúpido, es más, que se haya quedado a seguir el juego para así no quedar en ridículo ambos ya es mucho.

Sobre todo si se estaba grabando.

Pero aún así me molesta la manera tan simple en como lo dijo, volví a tomar otro vaso pero esta vez no sabia que era, era amargo y hacia que mi garganta queme, pero no me importa eso hora, estoy molesta, estoy confusa, estoy... ya ni se como diablos estoy.

Mientras seguía quejándome con el fantasma de mi imaginación no para de beber vasos que hasta ya perdí la cuenta cuántos e tomado, ¿tres? ¿Cuatro? ¿Cinco?... ¿Once?, si, perdí la cuenta. Las luces de la fiesta hacían que me mareé aún más.

Diablos, debía de salir de este lugar antes de que me caiga o por lo mareada que me puse o por los tacones que me están matando.

Camine hacia la salida sola, pero la mano de alguien, que me agarro de la muñeca, hizo que me detuviera.

Voltee a ver quien era, con la esperanza de que fuera Thiago para poder hablar las cosas, pero mi desilusión llegó al ver quien era este sujeto. Era el chico de camisa blanca con el que hace un momento bailaba, él estaba muy cerca a mí, tanto que pude olerlo, apestaba a alcohol, incluso más que yo.

—Vamos a bailar, preciosa —dijo él con demasiada confianza.

Supongo que este es el tipo de personas que crees que todas quieren con él en una fiesta y que no tienen la capacidad de entender que uno viene a divertirse sin la necesidad de estar con alguien.

—No, gracias —me negué.

Puede que este borracha o mareada, pero no estoy pendeja.

Me solté de su agarre, pero el instante el volvió a agarrarme, pero esta vez con más fuerza.

—Hace un momento bailaste bien pegada hacia mí y ahora te haces la digna.

—¡Suéltame!, no entiendes, mírate como estás, no quiero bailar contigo.

Él seguía apretando mi muñeca, pero esta vez con más fuerza y no paraba de reírse como si todo lo que dijera fuera chiste.

—Solo te haces la difícil.

¿Qué le ocurre a este sujeto?, solo baile unos segundos con él, incluso ya me había olvidado de su existencia y viene a fastidiarme.

—Te dijo que la soltaras estúpido —expresó molesto Rodrigo quien intervino y saco la mano de él de mi muñeca, que ahora estaba muy roja.

—¿Rodrigo? —inquirió aquel chico frunciendo el ceño.

—Te dijo que no, no insistas —Rodrigo lo fulminaba con la mirada.

INFELIZMENTE FELIZWhere stories live. Discover now